Telecinco se pasa la tarde haciendo abdominales. Sin parar. Muchos más que Aznar. Aznar hace dos mil abdominales al día; a un par de segundos por abdominal salen unos 70 minutos escasos dándole al alma concupiscible. Vaya birria. Telecinco se pasa estirando y arrugando el vientre desde las tres y media de la tarde hasta las ocho y cuarto de la noche. Casi cinco horas, tiempo suficiente para que Aznar hiciera nueve mil abdominales.
¿No entienden nada? Yo, si fuera ustedes, tampoco. Pero si recordamos a Platón todo se aclara. Dejó dicho el autor de "La República" que existen tres almas en el ser humano, cada una con diferentes funciones y localizada en diferentes partes del cuerpo. El alma racional se encuentra en la cabeza y nos faculta para el conocimiento. El alma irascible se aloja en el pecho y es la responsable de la fortaleza. Y el alma concupiscible ocupa el abdomen, -esa parte del cuerpo que a Aznar y a Telecinco tanto les gusta ejercitar-, y se dedica a los placeres sensibles, a los apetitos de la carne, la comida y la riqueza. Entendiéndolo en las dos direcciones posibles: cada vez que se ejercita el abdomen se evocan por contigüidad las pasiones ventrales y bajoventrales -Aznar-, o bien cada vez que uno se ocupa de las servidumbres carnales más inmediatas se ejercitan por contagio los músculos rectos, oblicuos y transversos del abdomen -Telecinco-.
"XQ no te callas", "Mujeres y hombres y viceversa", "Yo soy Bea" y "Está pasando" componen una tabla gimnástica desequilibrada, agotadora y monótona. A Aznar también le describen estos tres adjetivos. El exceso de abdominales y de contenidos rosas en televisión parecen estar relacionados a la luz de la concepción platónica del alma. En ambos casos el resultado es el mismo: el deseo de que llegue rápido la noche y podamos perder de vista a Carolina Cerezuela, a Eugeni Alemany, a Emma García, a Patricia Montero, a Lucía Riaño, a Emilio Pineda y a un José María Aznar musculado.
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