Comencemos por lo elemental. Si busco a actores para una película que voy a dirigir, ¿a quién elegiría? Pues a los artistas que mejor puedan interpretar el papel, ¿no? Claro. Y si busco un lugar donde comer, ¿a dónde iré? Pues al restaurante que tenga los mejores cocineros, ¿no? Obvio. Y si soy el responsable de un programa televisivo de entrevistas, ¿a qué personajes escogería entrevistar? Pues a los que tengan más cosas interesantes que decir, a los que sean mejores conversadores, a los que consigan con su charla enseñar más a los espectadores, hacerles más útil estar delante del televisor viendo la entrevista, ¿no? Sería un error escoger como intérprete de mi película a alguien sólo por ser buen cocinero o buen conversador. Sería un error acudir a un restaurante sólo porque su cocinero es buen actor o buen conversador. Y Juan Ramón Lucas comete el error en "En noches como ésta" de entrevistar a invitados sólo porque son buenos actores o buenos cocineros.
Me consta que Antonio Banderas es un magnífico actor. Me encantaría contar con él si alguna vez en mi vida hiciera una película. Supongo que Juan Mari Arzak es un magnífico cocinero. Me encantaría ir alguna vez en la vida a su restaurante. Y el pasado jueves descubrimos que ninguno de los dos destaca como gran conversador, lo cual no tiene nada de sorprendente ya que, como es obvio, ser un gran actor o un gran cocinero no garantiza realizar entrevistas que mantengan en alto el prime time de una cadena pública compitiendo con informativos, películas y "Buenafuente". Una gran entrevista no sólo necesita un gran entrevistador, también requiere de un gran entrevistado, es decir, de alguien brillante en la labor de conversar, no en la labor de actuar o de cocinar. Lo dicen los proverbios tradicionales: las rosas huelen bien, pero para hacer una sopa es preferible un repollo aunque huela peor. Y durante el "En noches como ésta" del jueves tuve la sensación de estar tomando una sopa de rosas. Y oliendo un repollo.
2 comentarios:
Si todos los profesionales reconocidos como buenos en su profesión fuesen además buenos conversadores el resto de los estudiantes de "letras" estaríamos perdidos.¡Qué desastre un mundo en el que un actor y un cocinero supiesen conversar cual invitado de Buenafuente!
Supongo que en ese programa lo que intentan es no profundizar tanto en el mensaje general como en lo que realmente quiere decir en sí mismo. No es cómo lo dicen si no lo que dicen... rollo yoga-oriental-chachipiruli. Y aunque en el caso de Antonio Banderas me permito dudar hasta de esto probablemente les parecía un buen puntazo para subir audiencia.
Buen Curso 08-09 Antonio Rico.
Ya nos veremos.
Un problema adicional es que JR Lucas es uno de los presentadores más ñoños de este siglo. Su programa de las mañanas en RNE es difícil de aguantar más de 10 minutos seguidos por la cantidad de tonterías que tiene uno que oir.
Supongo que le dieron el programa en la tele para que el chaval chupe cámara y así intentar que aumente la audiencia de la programación mañanera de RNE, ¿o será al revés?.
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