TELEVIDENTES PASIVOS

Ahora que anuncian que en Europa sólo se venderán cigarrillos que se apaguen solos deberían hacer lo mismo con los televisores. Es verdad que los cigarrillos que se arrojan o se olvidan encendidos provocan incendios y problemas que causan un montón de daños, pero la tele también. ¿Si dejan de dar caladas al cigarrillo éste deberá apagarse?, pues lo mismo debería hacer la tele si nadie la está mirando.

Miles de personas se quedan cada día dormidas con el televisor encendido (en EEUU se calcula que lo hace uno de cada cuatro espectadores, si la tele se apagase en ese momento se ahorrarían unos dos mil millones de dólares al año). Miles encienden y no prestan atención o marchan del cuarto. Peor aún: miles ponen la tele en los locales públicos aunque nadie esté mirando. Y a todo volumen. El resultado es que el ambiente se hace irrespirable y los clientes se convierten en televidentes pasivos, con todos los problemas que esto acarrea. Si los televisores se apagaran solos las cosas mejorarían, ahorraríamos energía, dejaríamos de emitir unas cuantas toneladas de CO2 a la atmósfera y los ciudadanos no tendríamos que tragar las miasmas formadas por los espacios televisivos que inundan el aire de los locales públicos poco ventilados.

Incluso podríamos dar un paso más. Un acto con la trascendencia que tiene encender el televisor no debería hacerse de forma automática e irresponsable. Así que habría que incorporar en el mando a distancia un seguro para que no se disparara solo y encendiera sabe Dios qué programas. Mejor aún. Tras darle al botón de encendido, la tele debería preguntarnos si de verdad queremos realizar un acto tan peligroso. Algo así como: “¿Está Vd. seguro de que desea ejecutar la orden ‘encendido del televisor’?”. Y ahora disculpen que les deje pero es que voy a apagar la tele. No sé quién la dejó encendida y me está poniendo la cabeza como un bombo.