29/4/08

LA CALLE, LA CIENCIA Y DIOS

Hoy nos apetece empezar con una frase célebre. Como esta columna es para todos los públicos no diremos nada del famoso “Buena suerte, Mr. Gorsky” que, dicen, pronunció Neil Armstrong el 21 de julio de 1969 cuando regresaba al módulo lunar tras un famoso paseo que ni la señora Gorski ni el peripatético Aristóteles hubieran soñado nunca. Así que nos conformamos con otra frase célebre de Armstrong que no escandaliza a nadie: “Este es un pequeño paso para un hombre y un gran salto para la humanidad”. Y ahora vamos a hablar un poco de la tele.

Jesús Hermida retransmitió para España la llegada del hombre a la Luna. Pero quizás no sepan que como Hermida estaba en Houston, en Prado del Rey optaron por acercar el acontecimiento a los españoles con tres invitados en el plató que fueron presentados como “la voz de la ciencia” (Luis Miratvilles), “la voz de la calle” (Jesús Álvarez) y “la voz de Dios” (el sacerdote José Antonio Sobrino). ¿Fue este reparto de papeles un paso pequeño o grande para nuestra televisión?

Hoy “la voz de la calle” es la que ha triunfado. Está presente en mil programas de testimonios y reporterismo de unidad móvil y alpargata. Y aunque eso de “la voz de Dios” nos suene anacrónico, sigue teniendo mucha presencia no sólo en Semana Santa o Navidad, sino en programas religiosos que continúan siendo dueños de una larga franja horaria semanal. Así que es precisamente “la voz de la ciencia” la que menos presencia tiene 40 años después de que todos pensáramos que la ciencia iba a inundar la tele y nuestras vidas.

(Este artículo está dedicado a David Martínez, que estudia Física y mantiene con sus amigos una página web sobre ciencia y otras muchas cosas. Ellos son la voz de la ciencia y de la calle que la tele no quiere oír ni nos deja escuchar)

7 comentarios:

Amarok dijo...

¡Muchas gracias por la dedicatoria!

"La voz de la ciencia"... suena bien, jeje.

Por desgracia, lo comentado en este artículo es totalmente cierto: la ciencia ocupa un lugar insignificante en los medios de comunicación, mientras la fe (la irracionalidad) recibe un tratamiento de innumerables páginas y programas. A los medios les interesa tener una sociedad tonta y obediente, fácil de manejar, en lugar de una sociedad preparada, con capacidad para pensar y tomar decisiones por sí misma.

Anónimo dijo...

Pero es un tema muy complejo. Incluso sin querer tú mismo lo mencionas: "una sociedad con capacidad para tomar decisiones por sí misma". ¿Quién es "ella misma"? ¿Cuál es la identidad de esa sociedad que abarca a miles de personas con criterios no sólo distintos sino también divergentes? Aun pensando como tú, voy a hacer de abogada del diablo: ¿es posible que exista una sociedad libre? Hemos sustituido el yugo de la religión por el del consumismo. ¿Podemos existir de otra manera?

Anónimo dijo...

Tomás, pelota!

Amarok dijo...

Sí, es posible que exista una sociedad libre, pero para ello resulta necesario acabar con los dogmas y enseñar a la gente a pensar, no a obedecer.

PD: La anécdota de Mr. Gorsky es genial, xD.

Anónimo dijo...

¡Probe dios, con lo güenu que ye hom!

Anónimo dijo...

Enseñar a la gente a pensar. Pero, ¿a pensar qué?

Amarok dijo...

Simplemente a pensar, a utilizar la lógica, a basarse en argumentos razonados para justificar sus opiniones y acciones... no hace falta marcar qué tienen que pensar, sino cómo hacerlo.