No me pregunten porqué. El otro día me puse a ver un capítulo de "La casa de la pradera". Me lo encontré de casualidad mientras zapeaba, justo al pasar por el dial 98 de Digital+, correspondiente a Popular TV. Comenzaba el episodio con aquella sintonía, aquella cabecera, y me apeteció atender a la trama durante sólo unos minutos que terminaron convirtiéndose en el capítulo entero. Laura Ingalls se sentía culpable de la muerte de su hermano recién nacido por haber sentido celos hacía él. Rezaba y rezaba sin parar a Dios pidiéndole que le devolviera la vida, hasta que finalmente fue a hablar con el pastor evangélico de Walnut Grove, el cual le comentó que Dios escucha más fácilmente a los que están cerca de él. Malinterpretando estas palabras, Laura escapa de su casa dispuesta a escalar la montaña más alta para volver a pedir desde ella a Dios la resurrección de su hermano. Allí conoce a Jonathan, un asceta religioso que calma su sentimiento de culpa y le cuida hasta que finalmente Laura es encontrada por su emocionado padre Charles Ingalls y su amigo Isaiah Edwards.
Al término seguí zapeando. Fox, en el dial 21 de Digital+, comenzaba a emitir un capítulo de "Dexter", y aunque nunca he visto esa serie me apeteció atender a la trama durante sólo unos minutos que terminaron convirtiéndose en el capítulo entero. Dexter, un forense psicópata, está planeando la forma de asesinar y eliminar el cuerpo de un serial killer que ha quedado en libertad, justo cuando aparece sobre una pista de hockey sobre hielo el cuerpo descuartizado de una prostituta. Se trata del último asesinato ritual del Asesino del Camión de Hielo, personaje que obsesiona a Dexter y le hace recordar horrorosas imágenes sangrientas de su propia infancia, desde que distribuyó por todo Miami restos de un anterior cadáver.
Cuando terminó "Dexter" me asomé a la ventana. Ya había anochecido, a pesar del cambio de hora. Frente a mí decenas de ventanas parpadeaban con el brillo discontinuo de los televisores.
4 comentarios:
Estos días vi en las noticias que tres niños de 8 a 10 años en algún colegio americano habían planeado asesinar a su profesora porque les había castigado por subirse a las sillas en clase, su plan era dejarla insconsciente con un pisapapeles, esposarla y acuchillarla, uno ejecutaría el plan mientras otro vigilaba que no les viese nadie y el tercero se encargaría de limpiar la sangre. Se me ocurren dos preguntas tremendamente simplonas y absurdas que sin embargo soy incapaz de responder. ¿Esto pasaba antes? ¿Esos niños son normales?
wee
Por favor, Turanga, espero que no estés culpando a Dexter de la actutud de esos niños.
Si estaban dispuestos a llevar a cabo ese plan en serio, no se debe al visionado de series violentas, sino a que están mal de la cabeza, lo que responde a tu última pregunta.
Las series nunca tienen la culpa de este tipo de cosas, ya que si no todo el mundo asesinaríamos a alguien (a mi me encanta Dexter, imagínate). Pero esa gente que mata sin piedad (y con piedad también) es porque no está bien. Igual al ver una serie violenta se anima y mata, pero iba a matar tarde o temprano.
Un saludo
taLLueguin...
Vamos, es que matar a un profesor es de lo más normal últimamente, hasta mis compañeros están planeando matar a nuestro profesor de Filosofía acribillándolo con las trazadoras del Paintball pero nada, cosa normal en estos tiempos que corren...
Hola, Antonio Rico (Tomás). Soy David, el hermano de Héctor (hectormg). Dudo que te acuerdes de mí pero hace unos 5 o 6 años me diste clase de Filosofía en el instituto de Ciaño.
Todos los domingos en mi casa entra "La Nueva España" y tú sección es una lectura obligada.
Junto a un par de compañeros de la universidad he creado un pequeño blog en el que generalmente nos dedicamos a analizar discos, películas, videojuegos, libros, etc... pero de vez en cuando tratamos algunos temas más "interesantes" como la política, religión, filosofía y sobre todo temas de ciencia que para eso estamos estudiando Física. Te dejo la dirección por si quieres echarle un vistazo:
http://disneydrow.wordpress.com
Más profesores como tú se necesitan en las escuelas e institutos. A los alumnos se les debería enseñar a pensar, no a empollar.
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