Que no le den a uno la razón fastidia, pero más fastidia que quieran jorobar a uno a base de darle la razón. Justo lo que pasa con “Becari@s”. Años diciendo que hay que ver los programas cuando uno quiere y no cuando las cadenas los programan en horario antiproletario. Años pidiendo que los programas de televisión no sean tan largos, tan descomunales, tan devoradores de horas que cuando se sienta uno un rato en el sofá tiene la sensación de que da la mano y la pantalla le coge el brazo para retenerle durante horas atado al televisor. Y va Telecinco y nada más que por fastidiar nos da la razón y estrena “Becari@s”, un miniprograma que sólo dura un par de minutos y se emite a la hora que uno quiera verlo. Hay que fastidiarse.
“Becari@s” dura sólo un suspiro porque es sólo la pieza de un puzzle, un fractal de un programa de televisión, un descendiente de los programas de zapping de quinta generación. El mando a distancia en la mano nos hace espectadores impacientes y las cadenas quieren retenernos dándonos una golosina a cada instante para que no cambiemos de canal. Los programas de zapping nos sirven el zapeo precocinado para que no necesitemos ni parpadear. Los magacines cambian de tema cada dos minutos y los reporteros de calle devuelven la conexión en un santiamén. Las series ya no necesitan una historia de fondo sobre la que colgar las situaciones. Son sólo esqueches que se suceden uno tras otro. Como “Escenas de matrimonio”. Como “Camera café”. Como en “Becari@s”. Sólo que ahora en vez de una cama o una máquina de café hay una fotocopiadora. Y puede verse a cualquier hora porque es televisión destelevisionada: se ve en Internet o teléfono móvil cuando uno quiere. Por ahora sólo vimos una parodia (mala) de “Oficial y caballero” y una concentración de tópicos por centímetro cuadrado mayor que la de “Escenas de matrimonio”. Un timo, vamos. ¡Mira que darle a uno la razón así nada más que por fastidiar!
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