27/3/08

SANTAS PASCUAS

Pasó Semana Santa. Aguantamos el chaparrón acuático y audiovisual. Tratamos de secar y olvidar (al menos el chaparrón audiovisual), pero nos enteramos de que en Alemania hay quejas porque en las televisiones privadas alemanas no llovió la suficiente agua bendita: la Conferencia Episcopal Alemana se quejó de que esos días emitieron cine de acción, terror y violencia en vez de algo más acorde con el espíritu Pascual (para deshacer ambigüedades: piden más propaganda Pascual, no más publicidad de Pascual. Y perdón por el juego de palabras).

Los obispos alemanes protestan porque en las privadas tratan la religión como “una cuestión privada” (“privadas”, “privada”. ¿Ven?, es que ponen los juegos de palabras a huevo… de Pascua). El caso es que por aquí las privadas pasan de la programación religiosa pero nuestros piadosos obispos no dicen ni pío (“piadosos”, “pío”, ay, qué duro es resistir la tentación). Quien sí que se moja es nuestra tele pública que retransmitió, incluso en prime time, horas y horas de programación religiosa. ¿Resultado? Unos índices de audiencia lamentables que perjudican su rentabilidad e indirectamente benefician a las privadas. Sobre las pérdidas económicas que ocasionan estas retransmisiones tan poco ecuménicas no hay declaraciones ni comunicados.

Al parecer, los espectadores no queremos ver tanto Triduo Sacro, Via Crucis, Misa de Resurrección, Santos Oficios y Vigilia Pascual. Con que la mitad de los telediarios y de “España directo” estén dedicados a las procesiones tenemos bastante. Por ejemplo, los Santos Oficios que el viernes presidió Monseñor Rouco sólo fueron vistos por 281.000 personas. La próxima vez que reúna en la calle a un millón personas para denunciar la persecución del Estado a la Iglesia debería pedir a sus seguidores que al menos vean las horas de tele pública que el Estado les regala. Y santas Pascuas.

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