28/3/08

DESESPERADAS, PERO NO TANTO

Hay en el mundo más mujeres desesperadas que las mujeres desesperadas de “Mujeres desesperadas”. Las que viven en el rico barrio de Wisteria Line, en una ciudad rica de un país rico, son por todos conocidas. Pero las que viven en otros lugares no lo son tanto. Las hay en África que cada día tienen que trabajar en las peores condiciones para poder vivir y sacar adelante a su familia. Las hay en México intentando ganarse la vida y un respeto que una sociedad machista les niegan. Las hay en el Golfo Pérsico, donde las más estúpidas tradiciones les permiten ver a su alrededor cómo avanza el siglo XXI mientras a ellas se las quiere mantener amarradas al pasado. Y las hay en la India, donde el nacimiento, la casta y la biología aún marcan un destino que parece imposible dejar atrás.

Las mujeres desesperadas de “Mujeres desesperadas” se desesperan por otros motivos. Todas tienen un secreto que esconder y todas se mueren de ganar por saber los secretos que esconden las demás. Todas son algo diferente a lo que parecen ser y todas parecen ser algo diferente a lo que son. Añadimos a esto algún juego de cama y eso es todo. Ninguna tiene que ir a buscar agua al pozo o trabajar para pagar una deuda de sus padres.

El miércoles por la noche vimos a unas en La 1 y a otras en La 2 dentro de “En portada”. Unas regresan con nuevos capítulos y otras se marchan una vez que La 2 reemitió estos días los multipremiados reportajes que nos las dieron a conocer. No sé si se saludaron cuando se cruzaron en los pasillos o si al día siguiente se espiraron a ver quiénes habían tenido más éxito de audiencia. Lo único seguro es que millones de mujeres desesperadas aceptarían tener los mismos motivos de desesperación que las mujeres desesperadas de “Mujeres desesperadas”, mientras que éstas no se cambiarían por nadie.

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