Se piensa habitualmente, -seguro que usted mismo ha meditado sobre ello durante los últimos días-, que los cambios evolutivos perduran en función de su capacidad para permitir nuevas formas de comportamiento que adapten a los individuos a sus nuevas condiciones ecológicas. Pero no siempre es así: Romer ha señalado cómo en muchas ocasiones las innovaciones evolutivas se mantiene justamente porque permiten mantener los estilos antiguos de supervivencia, y sólo posteriormente tales novedades darán lugar a nuevas estrategias diferentes de aquéllas por las que se seleccionó dicha característica. Un ejemplo: si se seleccionó evolutivamente la aparición de anfibios a partir de ciertos peces no fue porque dicho cambio les permitiera llevar una vida en tierra firme, sino porque dicho cambio les permitía seguir viviendo en el agua en un período en el que muchas charcas se secaban y era necesario poder alcanzar otras nuevas para sobrevivir. Sólo con posterioridad esta innovación evolutiva fue utilizada para llevar una vida estable fuera de los medios acuáticos.
Obviamente, todos ustedes ya saben por dónde voy y son conscientes de lo relacionadísimo que está todo esto con la televisión: si Youtube triunfó inicialmente no fue porque innovara el mundo audiovisual sino porque permitía seguir viendo la televisión en el ordenador. Si te perdías "El intermedio" lo veías en Youtube. Si te perdías "Buenafuente", "El hormiguero", "Muchachada nui", lo veías en Youtube. En el cambiante, múltiple y reseco ecosistema de la televisión del siglo XXI Youtube permitía seguir viviendo en las charcas viejas y conocidas con los viejos y conocidos estilos de telespectador. Pero no nos engañemos, ya nos hemos vuelto anfibios. Hemos dejado de ver la televisión en Youtube para empezar a ver Youtube en el televisor. De tanto reptar entre charca y charca hemos decidido quedarnos frente al monitor y ahora la televisión sólo sigue siendo vista por los arcaicos peces. "El chiki chiki" es el himno anfibio de la nueva especie.
3 comentarios:
Y nuevamente somos testigos de cómo se estrecha el vínculo entre la música y los eslabones perdidos de la evolución. Este engendro mediático es una suerte de Australophitecus afarensis con nombre de canción famosa. Pero he visto a Lucy y a pesar de ser sólo un montón de huesos guardaba mucha más humanidad en su desnuda forma de medias piernas que nuestro nuevo amigo tupero y patillero Rodolfo Chikilicuatre. Lástima.
No tiene relación con el artículo, pero no os olvidéis de decirle adiós a la niña de Rajoy. Otro gran vídeo, resaca electoral. Todos sacados deeste blog (o de la correspondiente cuenta en youtube).
Ay si, desde luego debemos lamentar sesudamante que un tipo nacido en un programa de humor vaya a un concurso que no le importa a nadie desde hace ni se sabe. Y, si se puede, malgastar más tiempo en recriminar a la TV su perniciosa influencia estableciendo un paralelismo entre la decadencia de nuestra especie y la decadencia del medio, personificada en la forma del Chiki Chiki de marras. Parece más sensato utilizarle como excusa para hablar de la evolución, la verdad.
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