28/2/08

RECEMOS POR QUE SE SEPA

En el siglo XIX, la esposa del obispo de Worcester no recibió con mucha alegría la teoría de la evolución de Charles Darwin: “¡Descendientes de los monos! Dios mío, esperemos que no sea verdad, pero si lo es, ¡recemos por que no se sepa!”.

Tiene sentido. La realidad no deja de sorprendernos y a veces cuesta asumir las noticias que uno encuentra. Un caso: ¿puede una persona sin oficio ni beneficio conseguir oficio y beneficio de su afán por obtener beneficio sin tener oficio? O sea, ¿puede alguien lograr ser un currante y fichar como cualquier hijo de vecino gracias a que está dispuesto a cualquier cosa con tal de no ser un currante y fichar como cualquier hijo de vecino? Pues sí. Como en el caso de la teoría de la evolución, hay pruebas que lo demuestran. La justicia obliga a TF1, la cadena privada de mayor audiencia en Francia, a hacer trabajadores fijos a tres concursantes de un programa de telerrealidad, así que toda la industria audiovisual del mundo que vive de los reality shows no estará demasiado contenta: “¡De profesión concursante! Dios mío, esperemos que no sea verdad, pero si lo es, ¡recemos por que no se sepa!”.

Un programa tipo “Supervivientes” emitido en Francia acaba de ser condenado a pagar 70.000 euros a tres concursantes por trabajo disimulado, ruptura abusiva y despido irregular. Y eso no es lo peor, sino los derechos laborales que conlleva. Según la sentencia, los concursantes no están jugando a hacer el tonto (o, simplemente, nada) mientras las cámaras graban, sino “trabajadores remunerados” que deben hacer tareas concretas en determinados horarios. Qué cosas, querían concursar para vivir sin trabajar y esa puede convertirse en su profesión con tarifa horaria, vacaciones y derecho de huelga. En estas condiciones la telerrealidad sería inviable. Dios mío, ¡recemos por que se sepa!

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