Todo el mundo quejándose, pero los teleadictos estamos encantados con la precampaña electoral. Lo único que nos falta para alcanzar el éxtasis es que retransmitan los predebates electorales. Uno al día. O dos. El no va más. La quintaesencia televisiva. Directamente en vena. Eso sí que sería espectáculo y lo demás pamplinas.
La retransmisión de predebates electorales en las precampañas electorales sería el descubrimiento televisivo del siglo: el enfrentamiento a cara de perro entre los responsables de las campañas electorales, entre los aparatos políticos y entre los líderes de los diferentes partidos discutiendo sobre la conveniencia o no de hacer debates electorales, sobre la cadena que los debe retransmitir y las que no, sobre quién ha de debatir con quién y quiénes no, sobre el periodista que debe hacer de moderador y los que no, sobre los asuntos que deben plantearse y los que están vetados. Y explicando cada predebatiente sus razones con claridad. Imagínense: saber por fin lo que está pasando y por qué. Sin tapujos ni disimulo. Negro sobre blanco. Para que nos enteremos todos.
Pero debemos darnos prisa. Falta poco para que empiece la campaña y se produzcan (o no) esos debates en donde todo está medido pero nada está explicado. Apenas unos días para que la maquinaria electoral comience su gigantesca representación en donde todo está ajustado según unas reglas que no nos cuentan. Es ahora cuando debemos reclamar predebates en los que se discuta con luz y taquígrafos sobre qué problemas y peligros encierran los debates, cuando se deben predebatir en las cadenas privadas sobre qué problema hay en debatir en las cadenas públicas mientras en las cadenas públicas se predebate sobre qué problema hay en debatir en las cadenas privadas. Predebates en precampaña, el sueño de los que miramos los debates en campaña con la mosca detrás de la oreja.
5 comentarios:
¿Quién de los tres lo escribió?
Yo, ostia, querida Holly. Pensé que el juego era escribir caracteres raros. Identifícate.
Pues qué juego tan raro sería ese, ¿no?
Todas las veces que viste(is) a Dylan y demás en directo, ¿es entre los tres o es cada uno?
Siempre me pregunté cómo tres personas pueden ponerse de acuerdo para tener una misma columna o libros y formar una misma persona.
Quizá sea eso lo que hace que sea tan interesante.
Vale, me gustan algunas canciones de Natalie Imbruglia, sí, pero no creo que "Knockin' on heaven's door" me siguiera gustando si cambiamos la voz de Bob Dylan por la de ella.
Qué manía, ¿no?
¿Tanto la odias?
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