5/2/08

DÉCALAGE

Me pide mi redactor que escriba unos párrafos sobre la gala de los Goya del pasado domingo y yo me siento solicito ante el ordenador para hacerlo. Pero de pronto se instala en mí una duda metódica que me impide progresar en el texto: TVE emitió la entrega de los premios de la Academia con media horilla de décalage ("desajuste" en francés, pronúnciese "decalash" y fínjase que se conocía el término) para garantizar que nadie pudiera colar impertinencias preelectorales amparándose en el directo de la emisión. Eso quiere decir que la gala que yo vi sentado en el sofá de mi casa había atravesado ya el colador de los supervisores, y, por tanto portento, nadie me asegura que no hayan podido ocurrir mil incidentes en el Palacio de Congresos de Madrid que no llegaron hasta mi salita de Oviedo.

De pronto dudo de todo. ¿Y si el morreaco de Corbacho a Pataki incluyó algún tocamiento extra que la media hora de congelador escamoteó? ¿O una bofetada de Ninette al presentador, o viceversa? ¿Y si el discurso que Alfredo Landa ofreció a las 22:50 horas sonó inconexo y neuropático porque algún amiguito de Garci lo pasó por el photoshop antes de ofrecérnoslo a las 23:20 horas? ¿Quién nos asegura que Alberto San Juan no incluyó en su larga lista de dedicatorias, al lado del tirito contra la Conferencia Episcopal, alguna otra coña contra... no sé... las mezquitas musulmanas en España, el lobby judío o la expansión del evangelismo protestante al calor de la emigración sudamericana?

¿Cuántas palabras, cuántas imágenes nos hemos perdido por ser espectadores con media hora de retraso, porque en nuestra salita fueran las 23:30 cuando en Madrid ya era medianoche? Y simétricamente, ¿por qué tuvimos que contemplar media docena de impertinencias de las que se supone que nos iban a librar esos 30 minutos de prudencia? Corbacho sería el mejor cómico de España si le quitáramos ese 30% de malos gags de los que es incapaz de librarse. Pues que nos libre de ellos el décalage. En media hora da tiempo a depurar el discurso de la presidenta de la Academia, conservando, por ejemplo, el saludo y al despedida. ¿No está la media hora pensada para librar al espectador televisivo de tener que conocer los nominados en la categoría de Mejor Ayudante de Producción Sonora de Cortos Documentales de Animación? El décalage convierte la televisión material en televisión formal (¿o era al revés?), trata a los espectadores como si fuéramos tontos y convierte la entrega de los premios del cine en una película de cine más.

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