Como están siendo televidentes buenos y se están zampando toda la papilla electoral sin rechistar, es justo que, eh…, bueno, vale, están rechistando; pero como están siendo televidentes buenos y se están zampando toda la papilla electoral, se merecen que, eh…, de acuerdo, cuando llega la papilla electoral cambian de canal; pero aún así vamos a darles un descanso contando varias noticias curiosas del mundo de la tele que no tienen nada que ver con la política.
La cadena italiana Rai acaba de ser multada por emitir a las 21,51 horas un episodio de “Perdidos” en el que, en una aldea nigeriana, unos soldados obligaban a un niño a asesinar con una pistola a un anciano indefenso. Un error que les costará, 100.000 euros, aunque habrá quien no lo considere un error: apenas faltaban unos minutos para que acabara la franja horaria de “televisión para todos”.
La estadounidense Fox Television acaba de ser multada por emitir un reality show en el que los concursantes asistían a unas despedidas de soltero y se mostraban actitudes abiertamente sexuales con los ‘boys’ y las ‘strippers’. Un error que les costará 91.000 dólares, aunque habrá quien no lo considere un error: Bill Clinton demostró que el sexo oral no es sexo, así que masajear, acariciar o lamer nata sobre los pechos desnudos no tiene por qué ser “indecente” (siempre que nata esté pasteurizada, claro).
La cadena estatal Vatan (de Turkmenistán) acaba de reestructurar su plantilla porque en las noticias de la noche una cucaracha se paseó entre los papeles del presentador. Un error que le cuesta el despido a más de 30 trabajadores, aunque habrá quien no lo considere un error, sino un despiste del personal de limpieza.
Y ya está. Demostrado una vez más que es imposible hablar de cualquier cosa (y menos de la tele) sin hablar de política, me despido. Y si tuviéramos las agallas de Tip y Coll, en próximo artículo, hablaríamos del Gobierno.
29/2/08
28/2/08
UN VOTO MÁS, UN INDECISO MENOS
Vale: los dos repitieron lo que ya les habíamos oído decir mil veces, así que habrá que echarle imaginación si queremos que la cosa dé de sí. Vamos allá.
Qué combate, señores, qué combate. Aún están fuera del cuadrilátero y ya tenemos a Zapatero (Z) adelantándose a Rajoy (R). R tenía por sorteo el turno inicial y podía marcar los tiempos, pero Z sabe que quien golpea primero, golpea dos veces, así que antes de que se dé comienzo oficial el combate… ¡se pone a charlar amigablemente con el árbitro Campo Vidal (CV)! R mantiene un rictus de sonrisa mientras busca dónde posar la mirada. Parece confundido ante este golpe bajo. CV sabe que se la juega, así que intenta ser ecuánime y le dirige la palabra a R, pero Z reacciona reanudando la charla. R vuelve a sonreír mirando a ninguna parte. Z aprovecha el momento de debilidad de R y lo acorrala contra la esquina ¡dándole la mano! Qué mal. CV no penaliza el juego sucio y los púgiles van a ocupar su rincón en el cuadrilátero.
Gong. R comienza el combate vistiendo corbata granate a juego con un fondo de tonos granates. Z responde vistiendo corbata azul a juego con un fondo de tonos azules. Es curioso, porque ambos golpean ocasionalmente con gráficos en los que el color rojo representa a Z y el azul a R. Esperemos que esto no confunda a los jueces. R acusa los golpes del inicio antirreglamentario y la cámara le pilla con la mirada perdida. Aunque R abre los ojos como platos no mira a su oponente: Z trae las cejas especialmente afiladas. El uso de logotipos no estaba negociado, así que en el próximo combate habrá que pedir que Z elimine las cejas o que se permita a R ir tatuado con dos gaviotas en la frente que compensen y faciliten el juego limpio.
Intercambio técnico de golpes. R amaga con un boli en las manos. Es un truco que ya usó en “Tengo una pregunta para usted” para tener las manos ocupadas. Juego de piernas y de números. “Las cifras macroeconómicas que da ni interesan ni se entienden”: R castiga a Z… ¡mientras da cifras macroeconómicas! Directo a la cara. R quiere llevar a Z a su terreno, la inmigración, pero Z se escabulle: no quiere que R lleve la iniciativa. Z, que puso la silla graduable más alta, contraataca echando el cuerpo hacia delante y señalando con el dedo. Además interrumpe. R no se amilana, aprende la lección y comienza a interrumpir. CV los separa. No quiere juego sucio pero lo hay. R acusa a Z de mentir, Z a R de insultar y R a Z de agredir. Intercambio rápido de golpes. Sangre.
Último asalto. R desea que una niña tenga familia, vivienda y padres con trabajo. Desconcierto. Recuerda aquella canción de los Stranglers que parodiaba a Carmencita Franco: “Yo deseo que todos los niños españoles tengan una casa alegre con cariño y con juguetes…”. Z prefiere el cine y se despide con un “Buenas noches y buena suerte”, un final de película para quien está convencido de ser tan guapo como George Clooney. Se sabe vencedor por haber dicho las palabras mágicas “Javier Bardem”: ya tiene el voto que El Follonero había prometido, en su programa de la Sexta, a quien le lanzara ese guiño. Un voto más, un indeciso menos. ¿O no se trata de eso?
Qué combate, señores, qué combate. Aún están fuera del cuadrilátero y ya tenemos a Zapatero (Z) adelantándose a Rajoy (R). R tenía por sorteo el turno inicial y podía marcar los tiempos, pero Z sabe que quien golpea primero, golpea dos veces, así que antes de que se dé comienzo oficial el combate… ¡se pone a charlar amigablemente con el árbitro Campo Vidal (CV)! R mantiene un rictus de sonrisa mientras busca dónde posar la mirada. Parece confundido ante este golpe bajo. CV sabe que se la juega, así que intenta ser ecuánime y le dirige la palabra a R, pero Z reacciona reanudando la charla. R vuelve a sonreír mirando a ninguna parte. Z aprovecha el momento de debilidad de R y lo acorrala contra la esquina ¡dándole la mano! Qué mal. CV no penaliza el juego sucio y los púgiles van a ocupar su rincón en el cuadrilátero.
Gong. R comienza el combate vistiendo corbata granate a juego con un fondo de tonos granates. Z responde vistiendo corbata azul a juego con un fondo de tonos azules. Es curioso, porque ambos golpean ocasionalmente con gráficos en los que el color rojo representa a Z y el azul a R. Esperemos que esto no confunda a los jueces. R acusa los golpes del inicio antirreglamentario y la cámara le pilla con la mirada perdida. Aunque R abre los ojos como platos no mira a su oponente: Z trae las cejas especialmente afiladas. El uso de logotipos no estaba negociado, así que en el próximo combate habrá que pedir que Z elimine las cejas o que se permita a R ir tatuado con dos gaviotas en la frente que compensen y faciliten el juego limpio.
Intercambio técnico de golpes. R amaga con un boli en las manos. Es un truco que ya usó en “Tengo una pregunta para usted” para tener las manos ocupadas. Juego de piernas y de números. “Las cifras macroeconómicas que da ni interesan ni se entienden”: R castiga a Z… ¡mientras da cifras macroeconómicas! Directo a la cara. R quiere llevar a Z a su terreno, la inmigración, pero Z se escabulle: no quiere que R lleve la iniciativa. Z, que puso la silla graduable más alta, contraataca echando el cuerpo hacia delante y señalando con el dedo. Además interrumpe. R no se amilana, aprende la lección y comienza a interrumpir. CV los separa. No quiere juego sucio pero lo hay. R acusa a Z de mentir, Z a R de insultar y R a Z de agredir. Intercambio rápido de golpes. Sangre.
Último asalto. R desea que una niña tenga familia, vivienda y padres con trabajo. Desconcierto. Recuerda aquella canción de los Stranglers que parodiaba a Carmencita Franco: “Yo deseo que todos los niños españoles tengan una casa alegre con cariño y con juguetes…”. Z prefiere el cine y se despide con un “Buenas noches y buena suerte”, un final de película para quien está convencido de ser tan guapo como George Clooney. Se sabe vencedor por haber dicho las palabras mágicas “Javier Bardem”: ya tiene el voto que El Follonero había prometido, en su programa de la Sexta, a quien le lanzara ese guiño. Un voto más, un indeciso menos. ¿O no se trata de eso?
RECEMOS POR QUE SE SEPA
En el siglo XIX, la esposa del obispo de Worcester no recibió con mucha alegría la teoría de la evolución de Charles Darwin: “¡Descendientes de los monos! Dios mío, esperemos que no sea verdad, pero si lo es, ¡recemos por que no se sepa!”.
Tiene sentido. La realidad no deja de sorprendernos y a veces cuesta asumir las noticias que uno encuentra. Un caso: ¿puede una persona sin oficio ni beneficio conseguir oficio y beneficio de su afán por obtener beneficio sin tener oficio? O sea, ¿puede alguien lograr ser un currante y fichar como cualquier hijo de vecino gracias a que está dispuesto a cualquier cosa con tal de no ser un currante y fichar como cualquier hijo de vecino? Pues sí. Como en el caso de la teoría de la evolución, hay pruebas que lo demuestran. La justicia obliga a TF1, la cadena privada de mayor audiencia en Francia, a hacer trabajadores fijos a tres concursantes de un programa de telerrealidad, así que toda la industria audiovisual del mundo que vive de los reality shows no estará demasiado contenta: “¡De profesión concursante! Dios mío, esperemos que no sea verdad, pero si lo es, ¡recemos por que no se sepa!”.
Un programa tipo “Supervivientes” emitido en Francia acaba de ser condenado a pagar 70.000 euros a tres concursantes por trabajo disimulado, ruptura abusiva y despido irregular. Y eso no es lo peor, sino los derechos laborales que conlleva. Según la sentencia, los concursantes no están jugando a hacer el tonto (o, simplemente, nada) mientras las cámaras graban, sino “trabajadores remunerados” que deben hacer tareas concretas en determinados horarios. Qué cosas, querían concursar para vivir sin trabajar y esa puede convertirse en su profesión con tarifa horaria, vacaciones y derecho de huelga. En estas condiciones la telerrealidad sería inviable. Dios mío, ¡recemos por que se sepa!
Tiene sentido. La realidad no deja de sorprendernos y a veces cuesta asumir las noticias que uno encuentra. Un caso: ¿puede una persona sin oficio ni beneficio conseguir oficio y beneficio de su afán por obtener beneficio sin tener oficio? O sea, ¿puede alguien lograr ser un currante y fichar como cualquier hijo de vecino gracias a que está dispuesto a cualquier cosa con tal de no ser un currante y fichar como cualquier hijo de vecino? Pues sí. Como en el caso de la teoría de la evolución, hay pruebas que lo demuestran. La justicia obliga a TF1, la cadena privada de mayor audiencia en Francia, a hacer trabajadores fijos a tres concursantes de un programa de telerrealidad, así que toda la industria audiovisual del mundo que vive de los reality shows no estará demasiado contenta: “¡De profesión concursante! Dios mío, esperemos que no sea verdad, pero si lo es, ¡recemos por que no se sepa!”.
Un programa tipo “Supervivientes” emitido en Francia acaba de ser condenado a pagar 70.000 euros a tres concursantes por trabajo disimulado, ruptura abusiva y despido irregular. Y eso no es lo peor, sino los derechos laborales que conlleva. Según la sentencia, los concursantes no están jugando a hacer el tonto (o, simplemente, nada) mientras las cámaras graban, sino “trabajadores remunerados” que deben hacer tareas concretas en determinados horarios. Qué cosas, querían concursar para vivir sin trabajar y esa puede convertirse en su profesión con tarifa horaria, vacaciones y derecho de huelga. En estas condiciones la telerrealidad sería inviable. Dios mío, ¡recemos por que se sepa!
27/2/08
LA PASIÓN DE LOS TUDOR
La Historia es una gran guionista. La Historia ha firmado el guión de la serie “Los Tudor” (Canal +), y los recovecos de Enrique VIII no tienen nada que envidiar a los recovecos de Tony Soprano en “Los Soprano”. ¿Es Enrique VIII un Tony Soprano con corona, algo más de teología y un poco menos de ansiedad? Puede que sí, pero puede que no. En todo caso, al igual que seguimos con los ojos abiertos y la boca cerrada los engranajes que hacían funcionar a “Los Soprano”, el pasado lunes acompañamos por última vez a Enrique VIII en su lucha contra el papado y en favor del sexo.
La Historia es una gran guionista, sí, pero el ángulo siempre modifica el lápiz que la escribe. “Los Tudor” se parece a veces demasiado a “La pasión turca”, y aunque no niego que el sexo puede mover a una señora de provincias a mudarse a Estambul o a un rey a divorciarse de una reina de lo más profesional, hay algo más allá de los placeres de la cama y de la carne. La lealtad de Enrique VIII se orientaba hacia Dios, no hacia la Iglesia. La lealtad de Desideria en “La pasión turca” se orientaba hacia Yamam, no hacia el matrimonio cristiano. Pero hay una diferencia entre Enrique y Desideria: el rey de Inglaterra se declaró la máxima autoridad tanto en temas espirituales como temporales, de tal forma que se casó con Ana Bolena, su “pasión turca”, construyó una iglesia anglicana independiente de Roma y se apropió de las riquezas de casi todos los monasterios del país. Acabáramos. No era sólo sexo. No se trataba sin más de la pasión de un hombre por una mujer. El amor, o el sexo, por sí solos no mueven montañas ni obligan a los reyes a enfrentarse al Papa. Desideria lo dejó todo por Yamam. Enrique VIII lo consiguió todo por Ana.
“Los Tudor” y “La pasión turca” se parecen porque la televisión tiene tendencia a favorecer ángulos de la historia muy fotogénicos. El sexo puro puede cambiar la vida de Desideria, pero no la historia de Europa. “La pasión de los Tudor” es una prueba más de que la Historia es una guionista con miles de caras, ingenio inagotable y éxito de audiencia asegurado. Y la Historia, además, jamás se pone en huelga.
La Historia es una gran guionista, sí, pero el ángulo siempre modifica el lápiz que la escribe. “Los Tudor” se parece a veces demasiado a “La pasión turca”, y aunque no niego que el sexo puede mover a una señora de provincias a mudarse a Estambul o a un rey a divorciarse de una reina de lo más profesional, hay algo más allá de los placeres de la cama y de la carne. La lealtad de Enrique VIII se orientaba hacia Dios, no hacia la Iglesia. La lealtad de Desideria en “La pasión turca” se orientaba hacia Yamam, no hacia el matrimonio cristiano. Pero hay una diferencia entre Enrique y Desideria: el rey de Inglaterra se declaró la máxima autoridad tanto en temas espirituales como temporales, de tal forma que se casó con Ana Bolena, su “pasión turca”, construyó una iglesia anglicana independiente de Roma y se apropió de las riquezas de casi todos los monasterios del país. Acabáramos. No era sólo sexo. No se trataba sin más de la pasión de un hombre por una mujer. El amor, o el sexo, por sí solos no mueven montañas ni obligan a los reyes a enfrentarse al Papa. Desideria lo dejó todo por Yamam. Enrique VIII lo consiguió todo por Ana.
“Los Tudor” y “La pasión turca” se parecen porque la televisión tiene tendencia a favorecer ángulos de la historia muy fotogénicos. El sexo puro puede cambiar la vida de Desideria, pero no la historia de Europa. “La pasión de los Tudor” es una prueba más de que la Historia es una guionista con miles de caras, ingenio inagotable y éxito de audiencia asegurado. Y la Historia, además, jamás se pone en huelga.
26/2/08
UN DÍA LUZ
Miren esa estrella. Es la más cercana a nuestro Sistema Solar y se llama Próxima Centauri. A pesar de su cercanía se encuentra a 4,23 años luz de la Tierra. Eso es una cantidad de kilómetros descomunal. Cuando la luz que ahora impresiona nuestras retinas salió de Próxima Centauri el presidente de la República Francesa era Jacques Chirac. En el Reino Unido gobernaba Tony Blair. El ministro del Interior español era Ángel Acebes y todavía no habían ocurrido los atentados del 11 de marzo de 2004. Ahora miren esa otra estrella. Se llama Vega y está a 26 años luz de nuestro planeta. Vemos hoy la luz que Vega emitió más o menos cuando Felipe González ganó por primera vez las elecciones generales y accedió a la presidencia del Gobierno. Ronald Reagan también se encontraba en los primeros años de su mandato. China vivía bajo la mano de hierro de Deng Xiaoping. Es una pena que a simple vista no podamos ver el racimo de galaxias Virgo. Se encuentra a 59 millones de años luz. Pero un buen telescopio nos permitiría ver la configuración que tenía cuando los dinosaurios se acababan de extinguir en nuestro planeta y comenzaba a abrirse paso un nuevo diseño de animales, los mamíferos, cuya evolución daría lugar a ejemplares como Chirac, Blair, Acebes, González, Reagan o Xiaoping.
Esta columna se encuentra a una distancia de un día luz de ustedes. Las frases que leen ahora fueron escritas antes del debate. Están viendo una luz que viene de una época en la que no se sabía si el cara a cara lo ganó Rajoy o Zapatero. No se conocía la anécdota del enfrentamiento, la frase ésa que dijo Zapatero con la que quedó tan mal, el error de Rajoy al responder no sé cómo. Estas palabras se escribieron cuando el PSOE comenzaba a romper a su favor el empate técnico que mantenía con el PP. Es sólo un día luz, pero en periodismo un día luz puede ser un palmo de espacio sin importancia o una distancia mayor que la que nos separa de Virgo y de la época en la que un gigantesco meteorito acabó con buena parte de la vida del planeta.
Esta columna se encuentra a una distancia de un día luz de ustedes. Las frases que leen ahora fueron escritas antes del debate. Están viendo una luz que viene de una época en la que no se sabía si el cara a cara lo ganó Rajoy o Zapatero. No se conocía la anécdota del enfrentamiento, la frase ésa que dijo Zapatero con la que quedó tan mal, el error de Rajoy al responder no sé cómo. Estas palabras se escribieron cuando el PSOE comenzaba a romper a su favor el empate técnico que mantenía con el PP. Es sólo un día luz, pero en periodismo un día luz puede ser un palmo de espacio sin importancia o una distancia mayor que la que nos separa de Virgo y de la época en la que un gigantesco meteorito acabó con buena parte de la vida del planeta.
NO ES PAÍS PARA ABURRIDOS
Daniel Day-Lewis es un actor de extraordinario talento. Nadie lo puede poner en duda. El Oscar al Mejor Actor Protagonista que ganó el pasado domingo es completamente merecido. Pero eso no quita para que también todos sepamos que el Daniel Plainview de "There will be blood" es un personaje absolutamente agradecido, que otros muchos actores de carácter podrían haber hecho igual de bien. Se trata de un personaje de extremos y eso es siempre ideal para que un actor se luzca. Tommy Lee Jones, en "En el valle de Elah", por ejemplo, realiza igualmente una interpretación magistral, aunque su personaje transita más por la normalidad y por tanto llama menos la atención la tarea de revelar ante la pantalla su arquitectura emocional.
Marion Cotillard es una actriz de extraordinario talento. Nadie lo puede poner en duda. El Oscar a la Mejor Actriz Protagonista que ganó el pasado domingo es completamente merecido. Pero todos reconocemos que interpretar a la Môme Piaf de "La vie en rose" es un caramelo envuelto en un vestido negro que habría sido rechupeteado con igual perfección por cualquier actriz que llegue al notable alto. Se trata de un personaje de extremos, que deja al espectador clavado en la butaca y lo condena a pensar que está viendo a una imitadora cada vez que en el futuro vea a la auténtica Edith Piaf. Es cierto, pero, por ejemplo, Laura Linney en "La familia Savages" borda también un plato delicioso con ingredientes más baratos y con menos posibilidades.
Javier Bardem es un actor de extraordinario talento. Nadie lo puede poner en duda. El Oscar al Mejor Actor de Reparto que ganó el pasado domingo es completamente merecido. Pero a nadie se le escapa que el Anton Chigurh de "No es país para viejos" es un individuo límite, de ésos que sólo tienen medio cuerpo dentro de la especie humana ya que la otra mitad se interna en lugares de los que nunca se vuelve, y ahora mismo yo podría nombrar una docena de actores que con la ayuda del mismo peluquero se hubieran llevado también el premio de la Academia. Frente a esto Tom Wilkinson en "Michael Clayton", por ejemplo, afronta el trabajo de construir un ser humano de cuerpo completo, y lo consigue sin que su estilista esté siendo comentado por nadie.
La gala de entrega de los Oscars es un espectáculo de extraordinario talento. Nadie lo puede poner en duda. Las cuatro largas horas que los fanáticos de los mil mundos que encierra el cine volvimos a contemplar un año más durante la madrugada del lunes fueron de nuevo una fascinación mantenida de monólogos que se clavan como agujas de acupuntura, montajes de matemática visual y escenografía de tiralíneas chillout. Pero nadie duda de que la propia lógica de la entrega de premios a ídolos de la imagen facilita enormemente la tarea de convertirse en el canon planetario de lo que es un espectáculo. Eso sí, a diferencia de lo que pasaba con Day-Lewis, Cotillard o Bardem, a mí no se me ocurre ningún país que pudiera igualar a los Estados Unidos en la realización de esta gala. Hace falta ser la capital del imperio para alcanzar ensoñaciones tan mentirosas y tan seductoras. No es país para aburridos.
Marion Cotillard es una actriz de extraordinario talento. Nadie lo puede poner en duda. El Oscar a la Mejor Actriz Protagonista que ganó el pasado domingo es completamente merecido. Pero todos reconocemos que interpretar a la Môme Piaf de "La vie en rose" es un caramelo envuelto en un vestido negro que habría sido rechupeteado con igual perfección por cualquier actriz que llegue al notable alto. Se trata de un personaje de extremos, que deja al espectador clavado en la butaca y lo condena a pensar que está viendo a una imitadora cada vez que en el futuro vea a la auténtica Edith Piaf. Es cierto, pero, por ejemplo, Laura Linney en "La familia Savages" borda también un plato delicioso con ingredientes más baratos y con menos posibilidades.
Javier Bardem es un actor de extraordinario talento. Nadie lo puede poner en duda. El Oscar al Mejor Actor de Reparto que ganó el pasado domingo es completamente merecido. Pero a nadie se le escapa que el Anton Chigurh de "No es país para viejos" es un individuo límite, de ésos que sólo tienen medio cuerpo dentro de la especie humana ya que la otra mitad se interna en lugares de los que nunca se vuelve, y ahora mismo yo podría nombrar una docena de actores que con la ayuda del mismo peluquero se hubieran llevado también el premio de la Academia. Frente a esto Tom Wilkinson en "Michael Clayton", por ejemplo, afronta el trabajo de construir un ser humano de cuerpo completo, y lo consigue sin que su estilista esté siendo comentado por nadie.
La gala de entrega de los Oscars es un espectáculo de extraordinario talento. Nadie lo puede poner en duda. Las cuatro largas horas que los fanáticos de los mil mundos que encierra el cine volvimos a contemplar un año más durante la madrugada del lunes fueron de nuevo una fascinación mantenida de monólogos que se clavan como agujas de acupuntura, montajes de matemática visual y escenografía de tiralíneas chillout. Pero nadie duda de que la propia lógica de la entrega de premios a ídolos de la imagen facilita enormemente la tarea de convertirse en el canon planetario de lo que es un espectáculo. Eso sí, a diferencia de lo que pasaba con Day-Lewis, Cotillard o Bardem, a mí no se me ocurre ningún país que pudiera igualar a los Estados Unidos en la realización de esta gala. Hace falta ser la capital del imperio para alcanzar ensoñaciones tan mentirosas y tan seductoras. No es país para aburridos.
25/2/08
BAILAR PEGADOS
Ahí están los niños y preadolescentes, tragando “Fama, ¡a bailar!” a espuertas, imitando los bailes, los gestos y la tontería sin que nadie pida que lo retiren del horario infantil, que lo califiquen de programa para mayores de 18 años y que lo emitan en horario adulto. No tiene la misma suerte “Pressing catch”. Como hay niños y preadolescentes que se lo tragan, imitan los bailes, los gestos y la tontería, la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) y la Confederación Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa) escribió el otro día a la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones del Ministerio de Industria, para que lo retirara del horario infantil, lo calificara de programa para mayores de 18 años y lo hiciera emitir en horario adulto.
Pues no lo entiendo. Todos sabemos que la fama cuesta y hay que empezar a pagar en la tele. Es algo tan asumido por los espectadores (niños y adultos) que si lo preguntaran los del informe PISA nuestro país quedaría al fin por delante de Finlandia. Lo único que hacen los pobres bailarines de “Pressing catch” es esforzarse, sudar, darlo todo ante la pantalla para que el espectáculo no defraude. Rafa Méndez, harto como está de que sus alumnos sean “una caca, supercaca y una cagada que te cagas”, iba por fin a saber lo que es energy, amazing y hot viendo las coreografías de “Pressing catch”. Cuánto tienen que aprender Marcos y Lorena y Hugo y Tatiana y Ángel y todos esos flojos de “Fama, ¡a bailar!” que no serían capaces de bailar pegados ni un asalto con El Gran Khali, Chavo Guerrero, Rey Mysterio o Triple H.
Pero, qué le vamos a hacer, si hay que proteger a la infancia, se la protege. Y si para ello hay que decir a Cuatro que emita a las tantas de la mañana, fuera del horario infantil, estos programas de baile hortera que idiotizan a los rapacinos, pues lo decimos. Quiero decir, lo decimos con energy, a ver si nos libramos así de semejante caca y supercaca que es una cagada que te cagas.
Pues no lo entiendo. Todos sabemos que la fama cuesta y hay que empezar a pagar en la tele. Es algo tan asumido por los espectadores (niños y adultos) que si lo preguntaran los del informe PISA nuestro país quedaría al fin por delante de Finlandia. Lo único que hacen los pobres bailarines de “Pressing catch” es esforzarse, sudar, darlo todo ante la pantalla para que el espectáculo no defraude. Rafa Méndez, harto como está de que sus alumnos sean “una caca, supercaca y una cagada que te cagas”, iba por fin a saber lo que es energy, amazing y hot viendo las coreografías de “Pressing catch”. Cuánto tienen que aprender Marcos y Lorena y Hugo y Tatiana y Ángel y todos esos flojos de “Fama, ¡a bailar!” que no serían capaces de bailar pegados ni un asalto con El Gran Khali, Chavo Guerrero, Rey Mysterio o Triple H.
Pero, qué le vamos a hacer, si hay que proteger a la infancia, se la protege. Y si para ello hay que decir a Cuatro que emita a las tantas de la mañana, fuera del horario infantil, estos programas de baile hortera que idiotizan a los rapacinos, pues lo decimos. Quiero decir, lo decimos con energy, a ver si nos libramos así de semejante caca y supercaca que es una cagada que te cagas.
MY GENERATION
Ficha: Superdupla. Jueves. 22,00 h. La 1
Saltar el corte generacional está bien, pero sin pasarse. Hace años que “Cuéntame cómo pasó” une a padres e hijos frente al televisor para que unos recuerden y otros aprendan cómo eran las cosas hace 30 años. El programa va bien, así que en La 1 pensaron que, mientras la serie descansaba, podría ofrecerse otro espacio que elevara la conexión intergeneracional a la categoría de concurso. Así tuvieron una de esas ideas geniales tan habituales en el medio: se les ocurrió innovar cogiendo un programa extranjero y copiándolo hasta en el nombre. “Superdupla” tiene la desventaja de recordar a “Su media naranja” y la ventaja de no hacer pasar al espectador tanta vergüenza ajena como su antepasado ochentero. Algo es algo.
Pero “Superdupla” no funciona tan bien como lo hace “Cuéntame cómo pasó”. Será que es más divertido ver a los hijos aprender cómo eran las cosas hace 30 años que ver a los padres ignorar cómo son las cosas ahora. El presente es escurridizo y cambiante. El pasado siempre está ahí, es algo previsible y seguro porque ya pasó. En la prueba final una hija dedujo dónde había recibido su padre el primer beso sin que éste se lo hubiera dicho jamás. Un padre como Dios manda jamás podrá deducir una cosa así de su hija. Es eso: saltar el corte generacional está bien, pero sin pasarse.
24/2/08
FRANKENSTEIN
Si yo fuera el doctor Frankenstein iría de noche al cementerio de programas de televisión y abriría la tumba del recién enterrado “Channel nº4”. Recomponer con los trozos de programas muertos un superespacio al que dar la vida con la chispa del mando a distancia es la ilusión de cualquier televidente. Quien más y quien menos sueña con ser tan poderoso como el Dios de las televisiones y crear su propia criatura audiovisual. Eso permitiría a uno disponer de todo lo bueno de la tele en un solo programa que a los demás les parecería monstruoso, pero que llenaría a su creador de dicha y orgullo.
Por supuesto que “Channel nº 4” tiene partes aprovechables, pero ¿qué trozos coger del cadáver? La deriva del programa, condenado últimamente a servir de caja de resonancia de esos concursos petardos con los que Cuatro quiso probar las mieles de la telerrealidad (“Supermodelos”, “Factor X”, “Fama, ¡a bailar!”), recuerda la cuesta abajo que sufrió “Crónicas marcianas” cuando se convirtió en un espacio satélite de “Gran hermano”. Así que hay que coger con firmeza el escalpelo y cortar con precisión para llevarse al laboratorio justo la parte que uno necesita. Habría que coger un trozo de Ana García Siñeriz aunque sólo fuera por los buenos ratos que pasamos con ella desde los tiempos de “Lo+plus”. Boris Izaguirre, empeñado en presentarse como una reencarnación de Pedro Bello, quiso hacer de ella una moderna Penélope Glamour, así que habría que devolverla a su estado originario, libre de esa tontería.
Enteritos habría que extraer del cadáver a Pepe Colubi y Juan Carlos Ortega. Ambos son cien por cien aprovechables y quedarían perfectos implantados en el cerebro de nuestra criatura: la dotarían de ingenio, humor y una visión de la vida tierna y desconcertante. Dará gusto verla después arrojar flores al agua. Y si creen que es muy desagradable escarbar en un cementerio de noche, piensen que podría ser peor: estando en plena faena, encima, podría llover.
Por supuesto que “Channel nº 4” tiene partes aprovechables, pero ¿qué trozos coger del cadáver? La deriva del programa, condenado últimamente a servir de caja de resonancia de esos concursos petardos con los que Cuatro quiso probar las mieles de la telerrealidad (“Supermodelos”, “Factor X”, “Fama, ¡a bailar!”), recuerda la cuesta abajo que sufrió “Crónicas marcianas” cuando se convirtió en un espacio satélite de “Gran hermano”. Así que hay que coger con firmeza el escalpelo y cortar con precisión para llevarse al laboratorio justo la parte que uno necesita. Habría que coger un trozo de Ana García Siñeriz aunque sólo fuera por los buenos ratos que pasamos con ella desde los tiempos de “Lo+plus”. Boris Izaguirre, empeñado en presentarse como una reencarnación de Pedro Bello, quiso hacer de ella una moderna Penélope Glamour, así que habría que devolverla a su estado originario, libre de esa tontería.
Enteritos habría que extraer del cadáver a Pepe Colubi y Juan Carlos Ortega. Ambos son cien por cien aprovechables y quedarían perfectos implantados en el cerebro de nuestra criatura: la dotarían de ingenio, humor y una visión de la vida tierna y desconcertante. Dará gusto verla después arrojar flores al agua. Y si creen que es muy desagradable escarbar en un cementerio de noche, piensen que podría ser peor: estando en plena faena, encima, podría llover.
23/2/08
ANTITELEVISIÓN
En el duelo a la sombra que se produjo en las alcantarillas entre el PP y el PSOE para negociar tanto la existencia de debates electorales (¿los habría o no?) como su esencia (¿cuáles serían las características que debían tener?), uno de los asuntos discutidos fue si se harían en cadenas públicas o privadas. Da pereza entrar ahora en los vericuetos de las razones (confesadas o no) de unos y otros, pero sí es fácil entender por qué Antena 3 y Telecinco, al principio muy interesadas en los debates, han decidido no emitirlos: dirán lo que quieran sobre su defensa de la democracia y la independencia periodística, pero lo que de verdad les preocupa es quedarse sin audiencia. Cuando se emite el mismo mensaje institucional en todas las cadenas (como pasa con el mensaje del Rey en Nochebuena) los espectadores prefieren verlo en La 1. Se han borrado porque la multidifusión de los debates en públicas y privadas las deja de segundonas. Antena 3 dio anteayer un paso más: organizó su propio debate entre Solbes y Pizarro, convencida de que es mejor ser cabeza de ratón que cola de león.
Y lo veía uno y no daba crédito. ¿De verdad quieren ganar audiencia organizando debates sobre algo tan árido como la economía? ¿Pretenden cautivar al personal con dos debatientes a cual más taciturno, pausado y monocorde? ¿No vieron que ya empezaron diciendo que no habría insultos y eso es tanto como arrojar a los espectadores en brazos de la competencia? ¿Querían que nos engancháramos viendo cómo educadamente respetaban los turnos, cumplían los tiempos y empezaban cada intervención diciendo “muchas gracias” al contrario? El encanallamiento del medio se debe, dicen, a que estas cosas no interesan a nadie y es el público el que demanda más cotilleos, “Supervivientes” y “Gran hermano”. Pero el debate más antitelevisivo de la historia fue el programa más visto del día. Algo no es como nos cuentan.
Y lo veía uno y no daba crédito. ¿De verdad quieren ganar audiencia organizando debates sobre algo tan árido como la economía? ¿Pretenden cautivar al personal con dos debatientes a cual más taciturno, pausado y monocorde? ¿No vieron que ya empezaron diciendo que no habría insultos y eso es tanto como arrojar a los espectadores en brazos de la competencia? ¿Querían que nos engancháramos viendo cómo educadamente respetaban los turnos, cumplían los tiempos y empezaban cada intervención diciendo “muchas gracias” al contrario? El encanallamiento del medio se debe, dicen, a que estas cosas no interesan a nadie y es el público el que demanda más cotilleos, “Supervivientes” y “Gran hermano”. Pero el debate más antitelevisivo de la historia fue el programa más visto del día. Algo no es como nos cuentan.
22/2/08
MICHAEL SCOTT Y DWIGHT SCHRUTE
Por favor, ¿alguien me puede contar cómo termina el episodio "Noche de casino" de la serie "The office" que emitió La Sexta el pasado miércoles a las dos de la mañana? No pude verlo acabar. No crean que me quedé dormido, que alguien llamó por teléfono o que preferí zapear para ver... no sé... "Hormigas blancas". No, no. Zapeé, es cierto, ya no recuerdo a qué cadena, pero no porque prefiriera el otro canal, sino sencillamente porque no pude soportar más la oceánica vergüenza ajena que me estaba provocando el personaje de Michael Scott. Sabía que esto me iba a ocurrir tarde o temprano. Ya me había pasado algo parecido en la escena de la reunión de negocios en el capítulo "El cliente" o cuando Michael recibe a Pam en el episodio "El examen de ejecución"; en ambos casos me sentí tan azorado ante el ridículo cósmico que estaba haciendo el director de la sucursal de Dunder-Mifflin que mi mano tanteó el mando a distancia mientras miraba a la pantalla con los ojos entrecerrados. Pero aquellas veces aguanté la presión y permití que los guionistas de "The Office" siguieran arrancándome a tiras la piel de mi vergüenza.
"The Office" es el golpe más duro infringido al capitalismo desde el "Manifiesto Comunista" de Carlos Marx. Los personajes de Michael Scott y su ayudante Dwight Schrute alcanzan unos niveles de miseria moral, de patanería, de... de... aahhgg, qué asco más fascinante, como no se recuerda desde que existen registros escritos de estas variables. Cada capítulo de 25 minutos son 25 minutos oyendo una tiza chirriar en una pizarra mientras un tenedor frota un plato vacío y nos cortamos debajo de una uña con un folio. No me perdería un capítulo ni aunque coincidiera con el debate electoral para elegir la canción de Eurovisión, pero el pasado miércoles, al llegar la escena de la mesa de póker con Michael y Toby, el bochorno me venció y me rendí al zapeo. ¿Alguien vio el capítulo, cómo termina? Y, sobre todo, ¿cómo hacéis para soportar la vergüenza ajena y poder seguir disfrutando como locos de la mejor comedia del momento?
"The Office" es el golpe más duro infringido al capitalismo desde el "Manifiesto Comunista" de Carlos Marx. Los personajes de Michael Scott y su ayudante Dwight Schrute alcanzan unos niveles de miseria moral, de patanería, de... de... aahhgg, qué asco más fascinante, como no se recuerda desde que existen registros escritos de estas variables. Cada capítulo de 25 minutos son 25 minutos oyendo una tiza chirriar en una pizarra mientras un tenedor frota un plato vacío y nos cortamos debajo de una uña con un folio. No me perdería un capítulo ni aunque coincidiera con el debate electoral para elegir la canción de Eurovisión, pero el pasado miércoles, al llegar la escena de la mesa de póker con Michael y Toby, el bochorno me venció y me rendí al zapeo. ¿Alguien vio el capítulo, cómo termina? Y, sobre todo, ¿cómo hacéis para soportar la vergüenza ajena y poder seguir disfrutando como locos de la mejor comedia del momento?
21/2/08
UNO, EL BREIKINDANCE
Dos, el crusaíto. Tres, el maikeljason. Cuatro, el robocop. El peligro ha llegado y no podemos permanecer de brazos cruzados ante él. Ni cambio climático, ni gripe aviar, ni disco nuevo de Sergio Dalma. La verdadera amenaza que se cierne sobre el territorio nacional está promovida desde el programa de Buenafuente y toma forma de una canción llamada "El Chiqui-chiqui" interpretada por el inconmensurable Rodolfo Chiquilicuatre. La pieza ha nacido al calor del nuevo método de elección de la canción que representará a España en Eurovisión, -ya saben, votación popular en "myspace/eurovisión2008" entre todos los temas que espontáneamente haya enviado la ciudadanía consciente de que en estos albores de siglo las naciones no sirven más que para participar en competiciones deportivas, en festivales de la canción o en guerras-, pero sus posibilidades tóxicas pueden rebasar sobradamente este escenario. Aunque nadie se atreva a decirlo todos lo sabemos cuando nos miramos asustados en los ascensores y ante las máquinas de café: "El Chiqui-chiqui" va a ser la canción del verano 2008 si no hacemos algo para evitarlo.
Y la única forma de evitarlo, paradójicamente, es que consiga ir a Eurovisión y, si puede ser, que gane el festival por goleada. Sólo lograremos acabar con el chiqui-chiqui matándolo de éxito nada más nacer y forzándolo a que se desfonde antes de San Juan. El más que previsible resultado mediocre de cualquier otro representante español en el European song contest provocaría, por el elemental principio de acción-reacción, un lanzamiento de Chiquilicuatre al estrellato del que no se iba a bajar hasta San Mateo. Ustedes sabrán si quieren tener en la playa el breikindance, en la disco el crusaíto, en el camping el maikeljason y en la terraza el robocop. Yo no, y por eso les ruego que corran a la página web y voten por "El chiqui-chiqui" todas las veces que se permitan. Por patriotismo, por un verano habitable, aunque sólo sea por mandar el pijerío de "La casa azul" a compar jerseys, Rodolfo Chiquilicuatre a Eurovisión 2008.
El baile del Chiki-Chiki
Y la única forma de evitarlo, paradójicamente, es que consiga ir a Eurovisión y, si puede ser, que gane el festival por goleada. Sólo lograremos acabar con el chiqui-chiqui matándolo de éxito nada más nacer y forzándolo a que se desfonde antes de San Juan. El más que previsible resultado mediocre de cualquier otro representante español en el European song contest provocaría, por el elemental principio de acción-reacción, un lanzamiento de Chiquilicuatre al estrellato del que no se iba a bajar hasta San Mateo. Ustedes sabrán si quieren tener en la playa el breikindance, en la disco el crusaíto, en el camping el maikeljason y en la terraza el robocop. Yo no, y por eso les ruego que corran a la página web y voten por "El chiqui-chiqui" todas las veces que se permitan. Por patriotismo, por un verano habitable, aunque sólo sea por mandar el pijerío de "La casa azul" a compar jerseys, Rodolfo Chiquilicuatre a Eurovisión 2008.
El baile del Chiki-Chiki
20/2/08
EL SÍNDROME DE TRAVIS
En la película “Taxi driver”, Robert de Niro es Travis Bickie, un ex-combatiente de la guerra de Vietnam que trabaja como taxista en Nueva York. Como no puede dormir, pide el horario nocturno, que le pone en contacto con él llama “escoria” de la sociedad. Travis, después de fastidiar su relación con una chica a la que lleva a ver una película pornográfica en su primera cita, conoce a una prostituta de 13 años y decide convertirse en “la lluvia que limpie las calles”. Pónganse en lo peor. Como Travis, muchos insomnes pasean por las calles televisivas en el peligroso horario nocturno, y eso les pone en contacto con un mundo lleno de espeluznantes infocomerciales, concursos alucinados, series imposibles, absurdas reposiciones y pornografía cutre y, como diría un amigo mío, desempalmante. Es lo que tiene la noche de Nueva York. Pero cuidado con el síndrome de Travis.
El taxista televisivo insomne puede encontrarse a las tantas de la madrugada con una delicada película de John Ford o una entrañable serie como “Juzgado de guardia” y querer convertirse en la lluvia que limpie las calles de la escoria infocomercial. De ahí a cortarse el pelo al estilo mohicano, ponerse una guerrera y unas gafas de sol y apretar con furia el gatillo del mando a distancia sólo hay un paso. Sin duda las niñas de 13 años no deben ganarse la vida como prostitutas, pero no veo nada de malo en que John Ford comparta horario nocturno con una minuciosa apología de saunas caseras con milagrosos efectos adelgazantes. Seguro que el juez Harry Stone y el fiscal Dan Fielding de “Juzgado de guardia” no quieren que Travis Bickie les saque de la madrugada y de la compañía del porno desempalmante a costa de una carnicería. La madrugada televisiva no necesita salvadores.
Disparar con el mando a distancia no es lo mismo que zapear. Los insomnes pasan de un programa a otro con la misma calma desesperada con las que otros cuentan ovejas. Pero cuando un insomne se cree con una misión ya no zapea, sino que dispara. Seguro que hay ángeles en el “sucio maremagnum” del Nueva York televisivo, pero no necesitan ser salvados de las saunas caseras. ¿Por qué castigar a la noche sin John Ford?
El taxista televisivo insomne puede encontrarse a las tantas de la madrugada con una delicada película de John Ford o una entrañable serie como “Juzgado de guardia” y querer convertirse en la lluvia que limpie las calles de la escoria infocomercial. De ahí a cortarse el pelo al estilo mohicano, ponerse una guerrera y unas gafas de sol y apretar con furia el gatillo del mando a distancia sólo hay un paso. Sin duda las niñas de 13 años no deben ganarse la vida como prostitutas, pero no veo nada de malo en que John Ford comparta horario nocturno con una minuciosa apología de saunas caseras con milagrosos efectos adelgazantes. Seguro que el juez Harry Stone y el fiscal Dan Fielding de “Juzgado de guardia” no quieren que Travis Bickie les saque de la madrugada y de la compañía del porno desempalmante a costa de una carnicería. La madrugada televisiva no necesita salvadores.
Disparar con el mando a distancia no es lo mismo que zapear. Los insomnes pasan de un programa a otro con la misma calma desesperada con las que otros cuentan ovejas. Pero cuando un insomne se cree con una misión ya no zapea, sino que dispara. Seguro que hay ángeles en el “sucio maremagnum” del Nueva York televisivo, pero no necesitan ser salvados de las saunas caseras. ¿Por qué castigar a la noche sin John Ford?
19/2/08
POSTDEBATES ELECTORALES
Qué pocas cosas nos cuentan y qué poco sabemos. Comentábamos el otro día la necesidad de que se emitieran predebates electorales para poder enterarnos de cómo se negociaba y cortaba el bacalao en los preparativos de los debates electorales. Qué ingenuidad la nuestra. Después de ver el domingo por la noche un reportaje de la Sexta sobre aquellos históricos debates de 1993 entre Felipe González y José María Aznar, cualquiera se da cuenta de que si realmente queremos enterarnos de lo que pasa necesitamos que además se emitan postdebates que nos cuenten qué fue los que pasó realmente en los debates electorales.
Por el reportaje de la Sexta “Gonzáles vs. Aznar” desfilaron personas implicadas en aquellos debates de hace 15 años: desde sus moderadores, Manuel Campo Vidal y Luis Mariñas, hasta los responsables de campaña y asesores de ambos candidatos. Hay que ver cuántas cosas pasaron. Uno pensaba que era la repera porque recordaba la triste estrategia de la segundona Telecinco al llamar “El debate definitivo” a su debate para disimular la realidad: era Antena 3 quien se había llevado el gato al agua al retransmitir el primer debate electoral de la historia de España. Ni repera ni nada. Lo interesante fue lo que pasó entre bambalinas e incluso en el plató sin que nadie se diera cuenta: González no preparó el primer debate y había estado a punto de morir en un viaje aéreo el día anterior al encuentro, dos pintores estuvieron cambiando los colores del primer plató hasta el último minuto, el decorado del segundo plató casi dibujaba una ikurriña tras los contendientes, Mariñas tuvo un desencuentro con Aznar en los pasillos antes de empezar, Miguel Durán fue la mano inocente en el sorteo del turno de intervenciones… y muchas cosas más que no les digo para que ustedes puedan seguir diciendo con razón: “Qué pocas cosas nos cuentan y qué poco sabemos”. Hala, pueden empezar a quejarse.
Por el reportaje de la Sexta “Gonzáles vs. Aznar” desfilaron personas implicadas en aquellos debates de hace 15 años: desde sus moderadores, Manuel Campo Vidal y Luis Mariñas, hasta los responsables de campaña y asesores de ambos candidatos. Hay que ver cuántas cosas pasaron. Uno pensaba que era la repera porque recordaba la triste estrategia de la segundona Telecinco al llamar “El debate definitivo” a su debate para disimular la realidad: era Antena 3 quien se había llevado el gato al agua al retransmitir el primer debate electoral de la historia de España. Ni repera ni nada. Lo interesante fue lo que pasó entre bambalinas e incluso en el plató sin que nadie se diera cuenta: González no preparó el primer debate y había estado a punto de morir en un viaje aéreo el día anterior al encuentro, dos pintores estuvieron cambiando los colores del primer plató hasta el último minuto, el decorado del segundo plató casi dibujaba una ikurriña tras los contendientes, Mariñas tuvo un desencuentro con Aznar en los pasillos antes de empezar, Miguel Durán fue la mano inocente en el sorteo del turno de intervenciones… y muchas cosas más que no les digo para que ustedes puedan seguir diciendo con razón: “Qué pocas cosas nos cuentan y qué poco sabemos”. Hala, pueden empezar a quejarse.
18/2/08
POPULAR PLAYBOY
Cuidado con las malas compañías. Una manzana podrida puede acabar con un cesto entero de manzanas sanas. Ay de aquél que escandalizase a uno de estos pequeñuelos, más le valía que le ataran una piedra de molino al cuello y lo lanzaran al mar. Digital+ (sí, Digital+, la plataforma de televisión de pago propiedad del progubernamental grupo PRISA) ha incluido una nueva cadena en su dial: se trata de Popular TV (sí, Popular TV, la cadena de televisión del Grupo COPE, propiedad de la antigubernamental Conferencia Episcopal). ¿En qué dial de Digital+ podemos encontrar las emisiones de Popular TV? Muy sencillo: en el dial 98, al lado ladito de Playboy TV (dial 99). Popular TV, obvio es decirlo, ofrece una programación con intensa presencia clerical en los contenidos, en los presentadores, en los entrevistados, interrumpe su programación todos los días a las 12 de la mañana para rezar el ángelus y cuenta con "La casa de la pradera" como serie estrella. Playboy TV, decirlo es obvio, ofrece otro tipo de contenidos.
Vamos, que han abierto la iglesia al lado de la casa de masajes. Si es usted habitual de Playboy TV sepa que puede arrepentirse con sólo bajar un canal en su mando a distancia. Es muy divertido: estás viendo "Vecinitas sexys", haces click y aparece "Libros con fé"; llega el corte publicitario de "Palabra de vida" y para entretener la espera haces click y ves unos minutos de "Casino Strip Poker"; click, "Línea Editorial COPE", click, "Summer in love"; click, curas, click, tetas; click, Benedicto XVI, click, Hugh Hefner. Aprovechen la ocasión; nunca dos mundos tan opuestos han estado tan cerca, tabique con tabique en el televisor. Y si oyen golpes en las paredes del plató mientras contemplan un striptease en el dial 99, ya saben, son los vecinos del 98 que se están quejando. Y si escuchan unos jadeos de fondo a las intervenciones del padre Javier Alonso en Popular TV no se asusten, esta vez no es nada que estén haciendo los curas; es sólo que en Playboy TV están llegando al clímax.
Vamos, que han abierto la iglesia al lado de la casa de masajes. Si es usted habitual de Playboy TV sepa que puede arrepentirse con sólo bajar un canal en su mando a distancia. Es muy divertido: estás viendo "Vecinitas sexys", haces click y aparece "Libros con fé"; llega el corte publicitario de "Palabra de vida" y para entretener la espera haces click y ves unos minutos de "Casino Strip Poker"; click, "Línea Editorial COPE", click, "Summer in love"; click, curas, click, tetas; click, Benedicto XVI, click, Hugh Hefner. Aprovechen la ocasión; nunca dos mundos tan opuestos han estado tan cerca, tabique con tabique en el televisor. Y si oyen golpes en las paredes del plató mientras contemplan un striptease en el dial 99, ya saben, son los vecinos del 98 que se están quejando. Y si escuchan unos jadeos de fondo a las intervenciones del padre Javier Alonso en Popular TV no se asusten, esta vez no es nada que estén haciendo los curas; es sólo que en Playboy TV están llegando al clímax.
17/2/08
CALITOPICATION
A lo mejor es que la huelga de guionistas pilló a los escritores de "Californication" a la mitad de la primera temporada, de forma que los seis capítulos finales los tuvo que escribir el encargado del catering. A lo mejor fue un problema de papeleo: por un extraño azar los seis capítulos finales de "Californication" se intercambiaron por los seis iniciales de "La casa de la pradera: The next generation" y filmaron los guiones equivocados. A lo mejor es que los autores de "Californication" se enamoraron, o se comieron un tripi chungo, o temieron que Mike Huckabee ganara las presidenciales U.S.A. y comenzara a dictar leyes contra las buenas series de televisión no creacionistas. En cualquier caso, los seguidores de las aventuras de Hank Moody bramamos de ira al ver el volantazo que su "Californication" pegó ante nuestras narices y que la llevó de ser la serie más afilada del momento a ser la más casposa, ñoña y mediocre ever.
Un viejo dicho asegura que no se puede cambiar de caballo en mitad de una carrera, lo cual, aplicado a las series de televisión, quiere decir que no se puede cambiar de género en mitad de una temporada. "House" no puede empezar mañana a llenarse de largas secuencias de llantos a cámara lenta sobre fondo de violines melancólicos. Sebastian Stark no se puede convertir en un tipo sensiblero. En "Perdidos" no pueden empezar a ocurrir cosas con sentido. "Californication" tenía como ingredientes principales tíos y tías hasta el culo de todo, sexo friki y diálogos que tuvieron que imprimirse en cartulinas gruesas porque corroían el papel ("me gustan mucho las mujeres. Tengo todos sus discos"). De hecho, uno solo de los primeros capítulos de la serie contenía el 45% de la CDR de diálogos ácidos que recomienda la OMS. ¿Cómo se llegó desde ahí al plano final del último capítulo, con toda la familia Moody reconciliada tras tres episodios californianos que conformarían la Enciclopedia de los Tópicos Rancios Televisivos? ¿Y si el encargado del catering, fan de "La casa de la pradera" en su niñez, resultó ser Mike Huckabee?
Un viejo dicho asegura que no se puede cambiar de caballo en mitad de una carrera, lo cual, aplicado a las series de televisión, quiere decir que no se puede cambiar de género en mitad de una temporada. "House" no puede empezar mañana a llenarse de largas secuencias de llantos a cámara lenta sobre fondo de violines melancólicos. Sebastian Stark no se puede convertir en un tipo sensiblero. En "Perdidos" no pueden empezar a ocurrir cosas con sentido. "Californication" tenía como ingredientes principales tíos y tías hasta el culo de todo, sexo friki y diálogos que tuvieron que imprimirse en cartulinas gruesas porque corroían el papel ("me gustan mucho las mujeres. Tengo todos sus discos"). De hecho, uno solo de los primeros capítulos de la serie contenía el 45% de la CDR de diálogos ácidos que recomienda la OMS. ¿Cómo se llegó desde ahí al plano final del último capítulo, con toda la familia Moody reconciliada tras tres episodios californianos que conformarían la Enciclopedia de los Tópicos Rancios Televisivos? ¿Y si el encargado del catering, fan de "La casa de la pradera" en su niñez, resultó ser Mike Huckabee?
16/2/08
GÉNERO: ESPECTÁCULO
Que se dejen de que si este moderador o el otro, el lunes o el miércoles, a las siete de la tarde o a las once menos veinticinco. En lo que de verdad tienen que ponerse de acuerdo los equipos de Zapatero y Rajoy de cara al debate es en lo que van a decir los candidatos. Eso es lo que molaría. "Bueno, seguimos", diría el Subagregado de Presencia Mediática de la Oficina de Progreso de José Blanco (SPMOPJB, en adelante), "después de acordar la altura de las sillas, toca hablar sobre lo que van a decir los candidatos". "Nosotros habíamos pensado", señalaría el Delegado Segundo de la Subdirección del Departamento de Telegenia Electoral e Himnos del Partido Popular (DSSDTEHPP, hasta el final de la columna), "que el señor Rajoy podría comenzar señalando a Zapatero con el dedo y exclamando ‘A lo largo de toda esta legislatura’...". "No vale", apuntaría el SPMOPJB, "nosotros también teníamos ese comienzo. Puede sonar monótono. ¿Qué tal si Zapatero acusa al PP de crispar y Rajoy le contesta con lo de Gabilondo? Eso permitiría réplicas ingeniosas". El DSSDTEHPP se rascaría una oreja valorando la idea.
Es este momento hay tantas personas estudiando el tono del tinte del pelo de los candidatos, el ángulo de la cámara que los va a tomar y la forma del micrófono como las que hay pensado en lo que van a decir. Y entre las que están pensando en lo que van a decir, hay más personas estudiando los aspectos formales, efectistas, de entonación y prosodia, que las que hay pensando los aspectos de contenido político real. Y entre las que están pensando los aspectos de contenido político real, todas menos una están estudiando cómo ajustarlo a la horma del formato (je, je, "la horma del formato", tiene su coña) del debate electoral televisivo.
Todo esto tiene un nombre: espectáculo. Y, puestos hacer un show en donde todo esté medido y encorsetado, que lo hagan bien y planeen la letra de sus intervenciones, no vaya a ser que la audiencia zapee a Telecinco. Los moderadores, por supuesto, JJ Vázquez y Carmen Alcayde.
Es este momento hay tantas personas estudiando el tono del tinte del pelo de los candidatos, el ángulo de la cámara que los va a tomar y la forma del micrófono como las que hay pensado en lo que van a decir. Y entre las que están pensando en lo que van a decir, hay más personas estudiando los aspectos formales, efectistas, de entonación y prosodia, que las que hay pensando los aspectos de contenido político real. Y entre las que están pensando los aspectos de contenido político real, todas menos una están estudiando cómo ajustarlo a la horma del formato (je, je, "la horma del formato", tiene su coña) del debate electoral televisivo.
Todo esto tiene un nombre: espectáculo. Y, puestos hacer un show en donde todo esté medido y encorsetado, que lo hagan bien y planeen la letra de sus intervenciones, no vaya a ser que la audiencia zapee a Telecinco. Los moderadores, por supuesto, JJ Vázquez y Carmen Alcayde.
15/2/08
A RUBÉN
Ficha: Comprometidos. Martes. 21,30 h. La 2
He aquí un programa que nunca vería Jimmy Giménez Arnau, ese señor que hace unos días estuvo en “La noria” (noche de los sábados, en Telecinco) diciendo a Jordi González que La 2 es un aburrimiento de televisión, una cadena insoportable que no ve nadie porque la tele es entretenimiento, todo entretenimiento y nada más que entretenimiento.
La chica tonta del anuncio de la ONCE que gana 3.000 euros sólo por decir “Yo lo vi todo” nos demuestra que Giménez se equivoca y debería doblar su dosis de Revital para darse cuenta. La tele, sea entretenida o no, es siempre un agente socializador que puede enseñarnos a llevar una vida de caradura, como ocurre en los programas que él frecuenta, o a trabajar por un buen motivo y una sociedad mejor, como ocurre en “Comprometidos”. Dedicada a quienes han trabajado en defensa del medio ambiente, la primera emisión de esta miniserie se centró en nuestras osas Paca y Tola. Las personas comprometidas a quienes se dedicó el programa fueron Roberto Hartasánchez, que rescató a las osas, y Roberto García, su actual cuidador. Pero yo, además de estar media hora sin acordarme de Giménez y mucho más entretenido que cuando lo veo a él, pensé más en mi amigo Rubén Delage, un tipo estupendo que murió trabajando en la protección de la Tierra en la que vivimos. Va por él.
He aquí un programa que nunca vería Jimmy Giménez Arnau, ese señor que hace unos días estuvo en “La noria” (noche de los sábados, en Telecinco) diciendo a Jordi González que La 2 es un aburrimiento de televisión, una cadena insoportable que no ve nadie porque la tele es entretenimiento, todo entretenimiento y nada más que entretenimiento.
La chica tonta del anuncio de la ONCE que gana 3.000 euros sólo por decir “Yo lo vi todo” nos demuestra que Giménez se equivoca y debería doblar su dosis de Revital para darse cuenta. La tele, sea entretenida o no, es siempre un agente socializador que puede enseñarnos a llevar una vida de caradura, como ocurre en los programas que él frecuenta, o a trabajar por un buen motivo y una sociedad mejor, como ocurre en “Comprometidos”. Dedicada a quienes han trabajado en defensa del medio ambiente, la primera emisión de esta miniserie se centró en nuestras osas Paca y Tola. Las personas comprometidas a quienes se dedicó el programa fueron Roberto Hartasánchez, que rescató a las osas, y Roberto García, su actual cuidador. Pero yo, además de estar media hora sin acordarme de Giménez y mucho más entretenido que cuando lo veo a él, pensé más en mi amigo Rubén Delage, un tipo estupendo que murió trabajando en la protección de la Tierra en la que vivimos. Va por él.
EYEBOX2
La filosofía estará preocupada por el “Quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos”, pero a la tele le interesa más el “Cuántos somos, qué consumimos y dónde compramos”. Por eso se inventaron los audímetros, para que las cadenas puedan contar cuántos espectadores somos a los que contratan la publicidad. Así pueden ocuparse con más eficacia de manipular qué consumimos y dónde compramos.
A menudo el funcionamiento e incluso la misma existencia de los audímetros es puesta en cuestión por personas que se quejan de que a ellos nadie les controla lo que ven y por tanto se ven privados injustamente de la posibilidad de influir en los índices de audiencia (es curioso: si se pregunta a estas personas si votan son capaces de decir que no porque un solo voto vale para muy poco). El caso es que los audímetros existen: Sofres, la empresa encargada de medir la audiencia, los tiene distribuidos en unos pocos miles de hogares que nos representan a todos. Recientemente se han producido quejas porque el muestreo estadístico de los inmigrantes está mal hecho: la mayoría de los inmigrantes con audímetro son hispanos, y esta sobrerrepresentación hace que los índices de audiencia que obtienen los culebrones sean anormalmente altos.
Pero éste es un error estadístico fácilmente subsanable. Más complicado resulta que en los audímetros es sencillísimo hacer trampas al marcar en él qué miembro de la familia está viendo la tele y por cuánto tiempo. Una solución sería que el aparatín registrara no si la tele está encendida y quién dice estar viéndola, sino cuántos ojos están, de hecho, mirando. El dispositivo que hace esto ya existe. Se llama Eyebox2 y se ha diseñado con otro fin, aquí sólo proponemos esta aplicación que revolucionaría la medición de audiencias en la tele y acabaría con las suspicacias. Aunque fastidia: cuanto más sepan de nosotros, más indefensos estaremos en sus manos.
A menudo el funcionamiento e incluso la misma existencia de los audímetros es puesta en cuestión por personas que se quejan de que a ellos nadie les controla lo que ven y por tanto se ven privados injustamente de la posibilidad de influir en los índices de audiencia (es curioso: si se pregunta a estas personas si votan son capaces de decir que no porque un solo voto vale para muy poco). El caso es que los audímetros existen: Sofres, la empresa encargada de medir la audiencia, los tiene distribuidos en unos pocos miles de hogares que nos representan a todos. Recientemente se han producido quejas porque el muestreo estadístico de los inmigrantes está mal hecho: la mayoría de los inmigrantes con audímetro son hispanos, y esta sobrerrepresentación hace que los índices de audiencia que obtienen los culebrones sean anormalmente altos.
Pero éste es un error estadístico fácilmente subsanable. Más complicado resulta que en los audímetros es sencillísimo hacer trampas al marcar en él qué miembro de la familia está viendo la tele y por cuánto tiempo. Una solución sería que el aparatín registrara no si la tele está encendida y quién dice estar viéndola, sino cuántos ojos están, de hecho, mirando. El dispositivo que hace esto ya existe. Se llama Eyebox2 y se ha diseñado con otro fin, aquí sólo proponemos esta aplicación que revolucionaría la medición de audiencias en la tele y acabaría con las suspicacias. Aunque fastidia: cuanto más sepan de nosotros, más indefensos estaremos en sus manos.
14/2/08
PREBATES ELECTORALES
Todo el mundo quejándose, pero los teleadictos estamos encantados con la precampaña electoral. Lo único que nos falta para alcanzar el éxtasis es que retransmitan los predebates electorales. Uno al día. O dos. El no va más. La quintaesencia televisiva. Directamente en vena. Eso sí que sería espectáculo y lo demás pamplinas.
La retransmisión de predebates electorales en las precampañas electorales sería el descubrimiento televisivo del siglo: el enfrentamiento a cara de perro entre los responsables de las campañas electorales, entre los aparatos políticos y entre los líderes de los diferentes partidos discutiendo sobre la conveniencia o no de hacer debates electorales, sobre la cadena que los debe retransmitir y las que no, sobre quién ha de debatir con quién y quiénes no, sobre el periodista que debe hacer de moderador y los que no, sobre los asuntos que deben plantearse y los que están vetados. Y explicando cada predebatiente sus razones con claridad. Imagínense: saber por fin lo que está pasando y por qué. Sin tapujos ni disimulo. Negro sobre blanco. Para que nos enteremos todos.
Pero debemos darnos prisa. Falta poco para que empiece la campaña y se produzcan (o no) esos debates en donde todo está medido pero nada está explicado. Apenas unos días para que la maquinaria electoral comience su gigantesca representación en donde todo está ajustado según unas reglas que no nos cuentan. Es ahora cuando debemos reclamar predebates en los que se discuta con luz y taquígrafos sobre qué problemas y peligros encierran los debates, cuando se deben predebatir en las cadenas privadas sobre qué problema hay en debatir en las cadenas públicas mientras en las cadenas públicas se predebate sobre qué problema hay en debatir en las cadenas privadas. Predebates en precampaña, el sueño de los que miramos los debates en campaña con la mosca detrás de la oreja.
La retransmisión de predebates electorales en las precampañas electorales sería el descubrimiento televisivo del siglo: el enfrentamiento a cara de perro entre los responsables de las campañas electorales, entre los aparatos políticos y entre los líderes de los diferentes partidos discutiendo sobre la conveniencia o no de hacer debates electorales, sobre la cadena que los debe retransmitir y las que no, sobre quién ha de debatir con quién y quiénes no, sobre el periodista que debe hacer de moderador y los que no, sobre los asuntos que deben plantearse y los que están vetados. Y explicando cada predebatiente sus razones con claridad. Imagínense: saber por fin lo que está pasando y por qué. Sin tapujos ni disimulo. Negro sobre blanco. Para que nos enteremos todos.
Pero debemos darnos prisa. Falta poco para que empiece la campaña y se produzcan (o no) esos debates en donde todo está medido pero nada está explicado. Apenas unos días para que la maquinaria electoral comience su gigantesca representación en donde todo está ajustado según unas reglas que no nos cuentan. Es ahora cuando debemos reclamar predebates en los que se discuta con luz y taquígrafos sobre qué problemas y peligros encierran los debates, cuando se deben predebatir en las cadenas privadas sobre qué problema hay en debatir en las cadenas públicas mientras en las cadenas públicas se predebate sobre qué problema hay en debatir en las cadenas privadas. Predebates en precampaña, el sueño de los que miramos los debates en campaña con la mosca detrás de la oreja.
HOLA, CEREBRITO
Ficha: Mueve tu mente. Lunes. 22,00 h. La 1
Ya nos pondremos cáusticos otro día, hoy toca celebrar que TVE estrena un programa para la noche de los lunes que no es ni “Ana y los 7” ni “Mira quién baila”. Recordar de dónde venimos y aquellos lunes de horror nos sirve para alegrarnos viendo quiénes somos e ilusionarnos imaginando a dónde vamos. Durante años La 1 dedicó los lunes al alma vegetativa y al alma sensitiva, así que al alma racional no le quedaba más remedio que refugiarse en el “CSI” de Telecinco. Ahora, por primera vez el alma racional puede escoger entre seguir los razonamientos de Grisson o averiguar por sí mismo cuál es el número que sigue a la serie 1, 2, 3, 5, 7. Aristóteles se alegraría al saber que por fin el espectador puede ser algo más que una planta haciendo la fotosíntesis con la luz de la pantalla mientras mira quién baila o un animal que se deja arrastrar por el deseo de que Ana Obregón controle a siete diablillos y se case con el señor de la casa.
Aun así, no nos pasemos. El envoltorio es lo suficientemente ligero como para que recuerde demasiado aquel programa de Antena 3 en el que se medía si la inteligencia de las rubias divorciadas era mayor o menor que la de los bomberos andaluces. Antena 3: la cadena que esa noche emitió en “Física o química” el capítulo “Es sólo sexo”. Ya sabemos que hay quien ve la tele guiándose por la máxima de Woody Allen: “Mi cerebro es mi segundo órgano favorito”.
13/2/08
HIENAS Y FIERAS
"Fisica o Química", hienas y fieras
Decía Platón que el niño es la más intratable de las fieras. El jefe de estudios del instituto “Zurbarán” opina que los alumnos son hienas, y un profesor está perdido cuando sus alumnos huelen que tiene miedo. Pero ni Platón ni los jefes de estudios tienen siempre razón. Las fieras y las hienas son buen material para los documentales de La 2, pero aburren un poco cuando se sientan en las aulas de un instituto.
Estamos hablando de “Física o química” (Antena 3). Qué pereza. En el primer capítulo, y en sólo dos días, la profesora de Filosofía se entera de que se acostó con un alumno de 17 años, la profesora de Literatura se topa con un racista de manual y entra en crisis porque a sus chicos les parece “patética”, el jefe de estudios platónico dice a un alumno expulsado: “¿El primer día de clase y ya tocando los cojones?”, el profesor de Arte (que es hijo del jefe de estudios) consigue que sus alumnos malinterpreten sus clases y se conviertan en terroristas anti-consumismo, y un alumno con muchos problemas y algún terrible secreto termina suicidándose. Además, los profesores pasan más tiempo tomando café que dando clase, y la profesora veterana es un auténtico bicho que ya nos cae mal desde el primer segundo. Calma, jolín. El protagonismo de los profesores novatos ya hace que “Física o química” no se parezca demasiado a “Compañeros”, así que no hay por qué meter todos los universos posibles (y, sobre todo, imposibles) que caben en un instituto de ficción en dos días de clase.
El primer capítulo de “Física y química” tuvo demasiada física, pero menos que el segundo. La profesora de Filosofía (que, como es de Filosofía, dice que es “complicada”) insiste en acostarse con su alumno de diecisiete años y tatuaje en el culo. La profesora de Literatura intenta que sus alumnos amen “La Celestina” señalando los pasajes más picantes. Más racismo de manual. Una fiesta hiperpija que pretende ser transgresora termina con puñetazos y malos rollos. Los guionistas de “Física o química” se empeñan en dar la razón a Platón, pero se quedan en la física. Y sin química, no sólo los personajes nunca llegarán a importarnos un pito, sino que me temo que el instituto “Zurbarán” se llenará de fieras y de hienas. Y el lugar de las fieras está en La 2.
12/2/08
CASO ENTREABIERTO
Alguna frikada rara debía de andar yo mirando por internet. La cuestión es que me enteré que "Caso abierto", -esa serie en donde la detective Rush investiga asesinatos antiguos que quedaron sin resolver-, se emite en Latinoamérica bajo el nombre de "Caso cerrado". Se trata de una curiosa anécdota a la que cualquier persona normal dedicaría 20 segundos de pensamiento tras los que la historia quedaría archivada en una caja de cartón y colocada al lado de otras mil en los almacenes de la memoria, pero que en manos de un tipo que tiene que escribir 365 columnas sobre televisión al año se desvela como una fuente caudalosa de todo tipo de ideas inquietantes.
A partir de una contradicción todo es posible, y si "Caso abierto" es también "Caso cerrado" entonces "No me digas que no te gusta el fútbol" se convierte en "Dime que no te gusta el fútbol", "Hoy cocinas tú" se nos revela como "Hoy no cocinas tú" y "En portada" se reconvierte en "En la última página", -también "Fama" se volvería "Anonimato", "Pueblo de Dios" "Pueblo sin Dios" y "Humor amarillo" "Seriedad amarilla", pero éstos ya serían otros cantares-. Curioso, los nuevos títulos parecen ser más fieles a los contenidos de sus programas: las tertulias de "No me digas que no te gusta el fútbol" no ayudan a que a nadie le guste el fútbol, yo no he cocinado anteayer el montadito de berza con hamburguesa ni la trenza de manzana y frambuesas que Eva Arguiñano me propuso en "Hoy cocinas tú", y no consigo recordar ningún periódico en donde haya aparecido recientemente en portada Burkina-Faso, -asunto del último "En portada"-.
Así que el contradictorio hecho de que "Caso abierto" se llame en Latinoamérica "Caso cerrado" demuestra que nada está claro en televisión. Una cosa y su contraria conviven sin destruirse, a favor de Freud y en contra de Aristóteles, y la única certeza es que "Cold case", -éste sí es el indiscutible nombre de su versión original-, posee los finales más hermosos que hemos visto desde "Doctor en Alaska", -que en Portugal se tituló "No fim do mundo"-.
A partir de una contradicción todo es posible, y si "Caso abierto" es también "Caso cerrado" entonces "No me digas que no te gusta el fútbol" se convierte en "Dime que no te gusta el fútbol", "Hoy cocinas tú" se nos revela como "Hoy no cocinas tú" y "En portada" se reconvierte en "En la última página", -también "Fama" se volvería "Anonimato", "Pueblo de Dios" "Pueblo sin Dios" y "Humor amarillo" "Seriedad amarilla", pero éstos ya serían otros cantares-. Curioso, los nuevos títulos parecen ser más fieles a los contenidos de sus programas: las tertulias de "No me digas que no te gusta el fútbol" no ayudan a que a nadie le guste el fútbol, yo no he cocinado anteayer el montadito de berza con hamburguesa ni la trenza de manzana y frambuesas que Eva Arguiñano me propuso en "Hoy cocinas tú", y no consigo recordar ningún periódico en donde haya aparecido recientemente en portada Burkina-Faso, -asunto del último "En portada"-.
Así que el contradictorio hecho de que "Caso abierto" se llame en Latinoamérica "Caso cerrado" demuestra que nada está claro en televisión. Una cosa y su contraria conviven sin destruirse, a favor de Freud y en contra de Aristóteles, y la única certeza es que "Cold case", -éste sí es el indiscutible nombre de su versión original-, posee los finales más hermosos que hemos visto desde "Doctor en Alaska", -que en Portugal se tituló "No fim do mundo"-.
11/2/08
SILUETA DIABÓLICA
No sé si Bernat Soria y sus muchachos se han dado cuenta, pero esa triple clasificación de los cuerpos femeninos que han propuesto se puede aplicar a casi todo en la vida. Casi todo en la vida es como las mujeres, y así se puede hablar de gobiernos cilindro, campana y diábolo, de crepúsculos tubiformes, coniformes y contrafusiformes, de matrimonios cilíndricos, acampanados y diabólicos. Por clasificar, hasta se pueden clasificar las películas en estas tres categorías, y la noche del sábado nos ofreció un ejemplo de cada una.
"Señora Doubtfire" (Antena 3) es una película cilindro. Mantiene su anchura, constante a lo largo de todo el metraje. Da igual que Robin Williams se vista de abuela o se disfrace de proletario. Da igual que contemplemos el minuto 1, el 60 o el 120, el filme se mantiene plano, raso, liso, llano. En su interior hierven llantos, engaños, trampas, diálogos, pero todo queda acotado por dos líneas paralelas que no creemos que se junten ni siquiera en el infinito. "Titanic" (TVE-1) es una película campana. Es cierto que comienza como un cilindro, -el barco de tus sueños, el romance de Jack y Rose, el rollo en forma de tubo de "My heart will go on"-. Pero en el minuto 96 el barco choca contra un montón de hielo, y la película comienza a ensancharse, a llenarse de agua y maestría cinematográfica, dando lugar a una forma de iceberg que revuelve bajo la superficie muchas más experiencias de las que se ven en la pantalla.
Y "La ventana indiscreta" (TPA) es una película diábolo. Su final es igualmente explosivo, divergente, de anchura creciente a medida que transcurren los minutos, pero Hitchcock siempre supo que las películas comienzan desde el principio, por lo que desde la primera imagen de la pierna rota de James Stewart los límites de la historia se ensanchan y se estrechan, configurando una silueta diabólica disfrazada de juego infantil. Como clasificar los cuerpos de las mujeres. Como pasarse horas mirando en el edificio de enfrente el televisor que forma cada ventana.
"Señora Doubtfire" (Antena 3) es una película cilindro. Mantiene su anchura, constante a lo largo de todo el metraje. Da igual que Robin Williams se vista de abuela o se disfrace de proletario. Da igual que contemplemos el minuto 1, el 60 o el 120, el filme se mantiene plano, raso, liso, llano. En su interior hierven llantos, engaños, trampas, diálogos, pero todo queda acotado por dos líneas paralelas que no creemos que se junten ni siquiera en el infinito. "Titanic" (TVE-1) es una película campana. Es cierto que comienza como un cilindro, -el barco de tus sueños, el romance de Jack y Rose, el rollo en forma de tubo de "My heart will go on"-. Pero en el minuto 96 el barco choca contra un montón de hielo, y la película comienza a ensancharse, a llenarse de agua y maestría cinematográfica, dando lugar a una forma de iceberg que revuelve bajo la superficie muchas más experiencias de las que se ven en la pantalla.
Y "La ventana indiscreta" (TPA) es una película diábolo. Su final es igualmente explosivo, divergente, de anchura creciente a medida que transcurren los minutos, pero Hitchcock siempre supo que las películas comienzan desde el principio, por lo que desde la primera imagen de la pierna rota de James Stewart los límites de la historia se ensanchan y se estrechan, configurando una silueta diabólica disfrazada de juego infantil. Como clasificar los cuerpos de las mujeres. Como pasarse horas mirando en el edificio de enfrente el televisor que forma cada ventana.
10/2/08
CRÍTICA CON PROTECCIÓN
Voy a darle un poco de caña (menos de lo que se merece) a “El diario de Patricia”. Pero a ver si ando con cuidado, que es muy fácil meter la pata. Para empezar, si criticas un programa de televisión, te acusan de que no te gusta la tele. Así que lo primero que debo hacer en mi crítica es asegurar que me gusta la tele. Es más, les dejo un rato que voy a hacer un zapping de reconocimiento a ver qué están echando. Ahora vuelvo.
Me costó volver (es que me gusta tanto la tele…), pero ya estoy aquí. El segundo problema es que si criticas un programa en el momento en el que se ve envuelto en un escándalo como el que ocurrió en noviembre en “El diario de Patricia” (una mujer fue asesinada tras hacer el programa posible el encuentro con su asesino, que tenía una orden de alejamiento), te acusan de hacer leña del árbol caído. Así que continúo mi crítica asegurando que en el último mes “El diario de Patricia” no se vio envuelto en ningún escándalo especial que no sea el hecho de que un programa así se emita diariamente dentro del horario de “superprotección infantil” (y eso a pesar de que todos los informes que hablan de su incumplimiento lo citan una y otra vez como uno de los que más se lo saltan).
El tercer problema es que, si un programa horroroso y molesto anuncia su fin de un día para otro (como hizo el tomate), empieza a sumar adhesiones inquebrantables y fidelidades eternas de todos lados y queda feo ponerse a darle caña en ese momento. Ya se sabe que en los entierros todos los muertos eran bellas personas. Así que aprovecho ahora que “El diario de Patricia” goza de buena salud y no anunció su fin inminente para hacer esta crítica.
Allá voy: “El diario de Patricia” es un programa manipulador y tramposo. Claro, que eso ya lo sabían ustedes, así que ¿qué aprendimos hoy? Que la crítica con protección será segura, pero es más aburrida.
Me costó volver (es que me gusta tanto la tele…), pero ya estoy aquí. El segundo problema es que si criticas un programa en el momento en el que se ve envuelto en un escándalo como el que ocurrió en noviembre en “El diario de Patricia” (una mujer fue asesinada tras hacer el programa posible el encuentro con su asesino, que tenía una orden de alejamiento), te acusan de hacer leña del árbol caído. Así que continúo mi crítica asegurando que en el último mes “El diario de Patricia” no se vio envuelto en ningún escándalo especial que no sea el hecho de que un programa así se emita diariamente dentro del horario de “superprotección infantil” (y eso a pesar de que todos los informes que hablan de su incumplimiento lo citan una y otra vez como uno de los que más se lo saltan).
El tercer problema es que, si un programa horroroso y molesto anuncia su fin de un día para otro (como hizo el tomate), empieza a sumar adhesiones inquebrantables y fidelidades eternas de todos lados y queda feo ponerse a darle caña en ese momento. Ya se sabe que en los entierros todos los muertos eran bellas personas. Así que aprovecho ahora que “El diario de Patricia” goza de buena salud y no anunció su fin inminente para hacer esta crítica.
Allá voy: “El diario de Patricia” es un programa manipulador y tramposo. Claro, que eso ya lo sabían ustedes, así que ¿qué aprendimos hoy? Que la crítica con protección será segura, pero es más aburrida.
9/2/08
ARTE Y SALERO
Es de locos. Hace un par de semanas que Cuatro estrenó “Tienes talento” la misma noche que Telecinco reestrenaba “Tú sí que vales”. No, que dicho así no parece nada de locos. A ver ahora: Hace un par de semanas que Cuatro estrenó la primera entrega de la adaptación para España del formato original “Got talent”, mientras Telecinco estrenaba la segunda entrega de “Tú sí que vales”, que niega ser un plagio de “Got talent” porque confiesa ser un plagio de un formato que es de todos porque es de nadie, de modo que se trata de un formato original español por ser un formato universal mundial. Vale, así cualquiera entiende que esto no hay quien lo entienda.
El resultado de este lío es que las productoras de ambos programas están enfrentadas en una demanda por plagio que no interesa a nadie. Ni siquiera anima a seguir el caso saber que la productora que hace “Tienes talento” para Cuatro, produce “Sin tetas no hay paraíso” y “Yo soy Bea” para Telecinco; mientras que la que hace “Tú sí que vales” para Telecinco, hace “Fama”, “Channel nº4”, “Alta tensión”, “Money, money” y “El hormiguero” para Cuatro.
Los espectadores sólo sabemos que desde hace un par de semanas nos encontramos en Cuatro con un programa nuevo... que ya habíamos visto antes en Telecinco. Aún mejor: la noche del estreno ambos programas se emitieron en las dos cadenas. Primero en una, luego en otra, y los días siguientes en ambas, vimos frente a un jurado clonado a los mismos cantantes y bailarines, hombres y mujeres, niños y adultos, magos y humoristas, malabaristas, travestidos, forzudos, ventrílocuos, majorettes, charangas, contorsionistas, tragasables, volatineros, cuñados cuentachistes, suegras disfrazadas, ceramistas, fresadores, astronautas y buscavidas de toda condición, pero ni un solo abogado con arte y salero suficientes como para explicarnos en qué se diferencia que le digan a uno “Tú sí que vales” en Telecinco o “Tienes talento” en Cuatro.
El resultado de este lío es que las productoras de ambos programas están enfrentadas en una demanda por plagio que no interesa a nadie. Ni siquiera anima a seguir el caso saber que la productora que hace “Tienes talento” para Cuatro, produce “Sin tetas no hay paraíso” y “Yo soy Bea” para Telecinco; mientras que la que hace “Tú sí que vales” para Telecinco, hace “Fama”, “Channel nº4”, “Alta tensión”, “Money, money” y “El hormiguero” para Cuatro.
Los espectadores sólo sabemos que desde hace un par de semanas nos encontramos en Cuatro con un programa nuevo... que ya habíamos visto antes en Telecinco. Aún mejor: la noche del estreno ambos programas se emitieron en las dos cadenas. Primero en una, luego en otra, y los días siguientes en ambas, vimos frente a un jurado clonado a los mismos cantantes y bailarines, hombres y mujeres, niños y adultos, magos y humoristas, malabaristas, travestidos, forzudos, ventrílocuos, majorettes, charangas, contorsionistas, tragasables, volatineros, cuñados cuentachistes, suegras disfrazadas, ceramistas, fresadores, astronautas y buscavidas de toda condición, pero ni un solo abogado con arte y salero suficientes como para explicarnos en qué se diferencia que le digan a uno “Tú sí que vales” en Telecinco o “Tienes talento” en Cuatro.
8/2/08
FIVE MINUTES AND ROAD
When do you pounds?
Todos los programas deberían ser como "Gomaespuminglish". No me refiero a su muñequito o a su horario, sino a su duración. Cinco minutos y punto. Incluyendo cabecera y créditos de despedida. La televisión generalista ha muerto, y con ella los formatos clásicos que exigen mantener la atención más de dos parpadeos. Ahora la respiración holística obliga a ver un programa nuevo con cada inspiración; cada vez que los pulmones se hinchan hay que contemplar contenidos diferentes a los anteriores. Cinco minutos y aire. Y si se trata de un magazine contenedor tipo "Cuatrosfera" o "Megatrix" se permite llegar a ocho minutos. Diez como mucho.
"El diario de Patricia", cinco minutos. Hola, amigos, hoy tenemos con nosotros a una mujer que lo dejó todo por convertirse en monja jainista; recibamos con un fuerte aplauso a Carmen. Hola, Carmen, ¿qué tal estás? Muy bien. Y hasta aquí el programa de hoy. "C.S.I. Miami", cinco minutos. Horatio, ¿ya has llegado? Sí, ¿qué sabemos sobre el asesinato? Tuvo que morir ayer poco antes de la medianoche; hemos encontrado restos de mostaza de Dijon bajo las orejas. Executive Producer: Jerry Bruckheimer. "Al pie de la letra", cinco minutos. Estos son nuestros concursantes de hoy. Empecemos por la primera canción: 1974, Fórmula V, "La fiesta de Blas". "En la fiesta de Blas, en la fiesta de Blas, todo el mundo salía...". ¿"... caminando para atrás"? No, "... con unas cuantas copas de más". Mañana concursará nuestro segundo concursante.
Todos los programas deberían ser como "Gomaespuminglish" menos "Gomaespuminglish". No me refieron a su muñequito o a su horario, sino a su duración. La sensación que se tiene imaginando un "C.S.I." de cinco minutos de duración la tengo yo a diario cuando escucho "inglés para lechones", parpadeo dos veces, inspiro otras tantas y ya me encuentro con el "adiós, adiós, hello, hello". "Gomaespuminglish" de una hora, como poco. "Como poco": "I eat little". Todo lo demás, cinco minutos y carretera. "Cinco minutos y carretera": "Five minutes and road".
7/2/08
ULTRATUMBA SOLANÁCEA
"Aquí hay tomate" no descansa en paz. Vaga como un programa en pena por ese espacio traslúcido que separa a la televisión viva de la televisión muerta. Tantos eran sus pecados que el dios de las televisiones no quiso someterlo al Juicio Final y le dio con la puerta del Más Allá en las narices. Ahora "Aquí hay tomate" se encuentra en medio del Más Allá vedado y el Más Acá del que fue sacado a gorrazos. Vaga por un Ahí En Medio buscando la redención.
Y, claro, su ambigüedad espiritista comienza a ser comentada. Muchos espectadores garantizan que han visto en los últimos días fugaces imágenes de J.J. Vázquez y Carmen Alcayde intercaladas durante "Supervivientes" y "Yo soy Bea", los espacios muebles de Telecinco que ahora ocupan el nicho del Tomate. Ya circulan por YouTube los fragmentos del resumen del lunes en donde se pudo escuchar el legendario "u yu yui" sobre unas tomas de Miriam Lapiedra malamente agachada. Los realizadores del espacio niegan haber realizado ese montaje. En el capítulo 381 de "Yo soy Bea" Álvaro es interrogado de pronto en plena calle por reporteros en cuyo micrófono se ve dibujada la inconfundible imagen pop de la solanácea. Los guionistas de la serie aseguran que esa escena nunca fue escrita. El equipo jura y rejura que jamás fue filmada.
Es más, la Asociación de Televidentes de Mataró acaba de advertir en su página web (www.asociacióndetelevidentesdemataró.com) que si miras fijamente la nieve caótica de un televisor mal sintonizado durante media hora se te aparecen Alcayde y Vázquez presentando un "Aquí hay tomate" ectoplasmático. Se les ve medio podridos, con partes de sus calaveras al aire y sin uñas, dando la entradilla a imágenes de muertos famosos a los que se les entrevistan a su llegada a la Terminal 2 del Cementerio de Barajas. Sólo es cuestión de tiempo que el espíritu de la basura zombie de Telecinco se reencarne en otro programa. Volveran entonces 5 años, otros 1.234 programas de ultratumba.
Y, claro, su ambigüedad espiritista comienza a ser comentada. Muchos espectadores garantizan que han visto en los últimos días fugaces imágenes de J.J. Vázquez y Carmen Alcayde intercaladas durante "Supervivientes" y "Yo soy Bea", los espacios muebles de Telecinco que ahora ocupan el nicho del Tomate. Ya circulan por YouTube los fragmentos del resumen del lunes en donde se pudo escuchar el legendario "u yu yui" sobre unas tomas de Miriam Lapiedra malamente agachada. Los realizadores del espacio niegan haber realizado ese montaje. En el capítulo 381 de "Yo soy Bea" Álvaro es interrogado de pronto en plena calle por reporteros en cuyo micrófono se ve dibujada la inconfundible imagen pop de la solanácea. Los guionistas de la serie aseguran que esa escena nunca fue escrita. El equipo jura y rejura que jamás fue filmada.
Es más, la Asociación de Televidentes de Mataró acaba de advertir en su página web (www.asociacióndetelevidentesdemataró.com) que si miras fijamente la nieve caótica de un televisor mal sintonizado durante media hora se te aparecen Alcayde y Vázquez presentando un "Aquí hay tomate" ectoplasmático. Se les ve medio podridos, con partes de sus calaveras al aire y sin uñas, dando la entradilla a imágenes de muertos famosos a los que se les entrevistan a su llegada a la Terminal 2 del Cementerio de Barajas. Sólo es cuestión de tiempo que el espíritu de la basura zombie de Telecinco se reencarne en otro programa. Volveran entonces 5 años, otros 1.234 programas de ultratumba.
6/2/08
SUPERBOWL DESDE EL RASCACIELOS
No llevo XLII años intentando entender de qué va el fútbol americano, pero casi. Por eso, cuando me senté a ver la XLII edición de la Superbowl (madrugada del lunes, Canal+) después de haber hecho los deberes me sentí, por primera vez, seguro de mí mismo. No entiendo demasiado bien qué son las “yardas”, el concepto de “primer down” se me sigue escapando, expresiones como “primera y diez” (o algo así) me suenan a chino, y creo que el fútbol americano es de una lentitud exasperante. Vale. Pero esta vez sabía quiénes eran los Patriots y los Giants y sabía quién era Eli Manning. No me entraba la risa floja al ver esos pantalones ceñidísimos, esos jugadores de barriga inmensa, esas celebraciones extraterrestres y esos entrenadores dando órdenes a través de un micrófono del tamaño de Júpiter. Esta vez era diferente. Después de casi XLII años intentando entender de qué va el fútbol americano, estaba dispuesto a no ser un pulpo en el garaje de la XLII edición de la Superbowl. Ganarían los Patriots.
Los Patriots no habían perdido un puñetero partido en toda la temporada. Quedaban 39 segundos y los Patriots ganaban a los Giants. Además, seguro que a Manning le temblaría la mano. ¿Quién es Manning? El quarterback de los Giants, por supuesto. Hasta empezaba a encontrar algo de lógica en el fútbol americano. Y en esto, ganaron los Giants. Qué golpe para mi orgullo. Justo cuando daba por finalizado el rascacielos de mi relación con la Superbowl, llegó la crisis. Olvidé que la construcción de edificios altos es un importante indicador de las depresiones económicas. El edificio Chrysler y el Empire State se terminaron justo antes de que la economía americana se sumiera en la depresión. La construcción del Worl Trade Center precedió a un grave desplome económico. En la madrugada del lunes, cuando por fin creí haber levantado un Empire State de conocimiento en el suelo de la Superbowl, ganaron los Giants. Y mi confianza se desplomó a golpe de yardas.
Después de casi XLII años quise cambiar mi choza por un rascacielos. Pequé de orgullo. La Superbowl es incomprensible. Fascinante, pero incomprensible. A Dios pongo por testigo de que nunca volveré a ver la Superbowl desde el Empire State.
Los Patriots no habían perdido un puñetero partido en toda la temporada. Quedaban 39 segundos y los Patriots ganaban a los Giants. Además, seguro que a Manning le temblaría la mano. ¿Quién es Manning? El quarterback de los Giants, por supuesto. Hasta empezaba a encontrar algo de lógica en el fútbol americano. Y en esto, ganaron los Giants. Qué golpe para mi orgullo. Justo cuando daba por finalizado el rascacielos de mi relación con la Superbowl, llegó la crisis. Olvidé que la construcción de edificios altos es un importante indicador de las depresiones económicas. El edificio Chrysler y el Empire State se terminaron justo antes de que la economía americana se sumiera en la depresión. La construcción del Worl Trade Center precedió a un grave desplome económico. En la madrugada del lunes, cuando por fin creí haber levantado un Empire State de conocimiento en el suelo de la Superbowl, ganaron los Giants. Y mi confianza se desplomó a golpe de yardas.
Después de casi XLII años quise cambiar mi choza por un rascacielos. Pequé de orgullo. La Superbowl es incomprensible. Fascinante, pero incomprensible. A Dios pongo por testigo de que nunca volveré a ver la Superbowl desde el Empire State.
5/2/08
SUPERBACTERIAS
Es ley de vida. Una vez inoculados en los programas de televisión, los índices de audiencia acaban causando su muerte. Los programadores colocan los espacios televisivos en el lugar de la parrilla en el que consideran que pueden medrar mejor, pero al día siguiente de su estreno los índices de audiencia comienzan su labor, y tarde o temprano acabarán haciendo que el programa sucumba. Pasa igual con los antibióticos: si el tratamiento se prolonga el tiempo suficiente, no dejan títere con cabeza. Pero, ojo, eso no quiere decir que los programas estén igual de indefensos ante la letal labor de desgaste de los índices de audiencia. Hay programas y programas igual que hay bacterias y bacterias.
Cuando una cepa de bacterias se expone a la acción de un antibiótico, comienzan cayendo las más débiles. Si el tratamiento no se prolonga lo suficiente como para que mueran todas, sobrevivirán las más fuertes que irán haciéndose, así, resistentes y peligrosas. A la larga surgirá una cepa de superbacterias que campará a sus anchas sin que nada pueda ponerle freno. No es lo mismo nacer bacteria que superbacteria. Como en la tele pasa igual, no es lo mismo nacer como un indefenso “¡Clever!” que como un todopoderoso “Supervivientes”.
“¡Clever!” fue el primer programa de ciencia de Telecinco. Era una cepa que nunca antes había sido expuesta a los índices de audiencia, así que a las pocas semanas murió. Sus presentadores, Emma García y Mario Picazo, fueron trasplantados a “Supervivientes”, espacio procedente de una cepa de programas de telerrealidad que antes sobrevivió a multitud de ataques de los índices de audiencia. Ahora ambos están a salvo de todo excepto de que una bacteria de verdad les ocasione una infección de verdad. Picazo ya aprendió la lección. Y nosotros deberíamos prepararnos para los superprogramas que nacerán de la cepa de “Aquí hay tomate”. Da fiebre sólo de pensarlo.
Cuando una cepa de bacterias se expone a la acción de un antibiótico, comienzan cayendo las más débiles. Si el tratamiento no se prolonga lo suficiente como para que mueran todas, sobrevivirán las más fuertes que irán haciéndose, así, resistentes y peligrosas. A la larga surgirá una cepa de superbacterias que campará a sus anchas sin que nada pueda ponerle freno. No es lo mismo nacer bacteria que superbacteria. Como en la tele pasa igual, no es lo mismo nacer como un indefenso “¡Clever!” que como un todopoderoso “Supervivientes”.
“¡Clever!” fue el primer programa de ciencia de Telecinco. Era una cepa que nunca antes había sido expuesta a los índices de audiencia, así que a las pocas semanas murió. Sus presentadores, Emma García y Mario Picazo, fueron trasplantados a “Supervivientes”, espacio procedente de una cepa de programas de telerrealidad que antes sobrevivió a multitud de ataques de los índices de audiencia. Ahora ambos están a salvo de todo excepto de que una bacteria de verdad les ocasione una infección de verdad. Picazo ya aprendió la lección. Y nosotros deberíamos prepararnos para los superprogramas que nacerán de la cepa de “Aquí hay tomate”. Da fiebre sólo de pensarlo.
DÉCALAGE
Me pide mi redactor que escriba unos párrafos sobre la gala de los Goya del pasado domingo y yo me siento solicito ante el ordenador para hacerlo. Pero de pronto se instala en mí una duda metódica que me impide progresar en el texto: TVE emitió la entrega de los premios de la Academia con media horilla de décalage ("desajuste" en francés, pronúnciese "decalash" y fínjase que se conocía el término) para garantizar que nadie pudiera colar impertinencias preelectorales amparándose en el directo de la emisión. Eso quiere decir que la gala que yo vi sentado en el sofá de mi casa había atravesado ya el colador de los supervisores, y, por tanto portento, nadie me asegura que no hayan podido ocurrir mil incidentes en el Palacio de Congresos de Madrid que no llegaron hasta mi salita de Oviedo.
De pronto dudo de todo. ¿Y si el morreaco de Corbacho a Pataki incluyó algún tocamiento extra que la media hora de congelador escamoteó? ¿O una bofetada de Ninette al presentador, o viceversa? ¿Y si el discurso que Alfredo Landa ofreció a las 22:50 horas sonó inconexo y neuropático porque algún amiguito de Garci lo pasó por el photoshop antes de ofrecérnoslo a las 23:20 horas? ¿Quién nos asegura que Alberto San Juan no incluyó en su larga lista de dedicatorias, al lado del tirito contra la Conferencia Episcopal, alguna otra coña contra... no sé... las mezquitas musulmanas en España, el lobby judío o la expansión del evangelismo protestante al calor de la emigración sudamericana?
¿Cuántas palabras, cuántas imágenes nos hemos perdido por ser espectadores con media hora de retraso, porque en nuestra salita fueran las 23:30 cuando en Madrid ya era medianoche? Y simétricamente, ¿por qué tuvimos que contemplar media docena de impertinencias de las que se supone que nos iban a librar esos 30 minutos de prudencia? Corbacho sería el mejor cómico de España si le quitáramos ese 30% de malos gags de los que es incapaz de librarse. Pues que nos libre de ellos el décalage. En media hora da tiempo a depurar el discurso de la presidenta de la Academia, conservando, por ejemplo, el saludo y al despedida. ¿No está la media hora pensada para librar al espectador televisivo de tener que conocer los nominados en la categoría de Mejor Ayudante de Producción Sonora de Cortos Documentales de Animación? El décalage convierte la televisión material en televisión formal (¿o era al revés?), trata a los espectadores como si fuéramos tontos y convierte la entrega de los premios del cine en una película de cine más.
De pronto dudo de todo. ¿Y si el morreaco de Corbacho a Pataki incluyó algún tocamiento extra que la media hora de congelador escamoteó? ¿O una bofetada de Ninette al presentador, o viceversa? ¿Y si el discurso que Alfredo Landa ofreció a las 22:50 horas sonó inconexo y neuropático porque algún amiguito de Garci lo pasó por el photoshop antes de ofrecérnoslo a las 23:20 horas? ¿Quién nos asegura que Alberto San Juan no incluyó en su larga lista de dedicatorias, al lado del tirito contra la Conferencia Episcopal, alguna otra coña contra... no sé... las mezquitas musulmanas en España, el lobby judío o la expansión del evangelismo protestante al calor de la emigración sudamericana?
¿Cuántas palabras, cuántas imágenes nos hemos perdido por ser espectadores con media hora de retraso, porque en nuestra salita fueran las 23:30 cuando en Madrid ya era medianoche? Y simétricamente, ¿por qué tuvimos que contemplar media docena de impertinencias de las que se supone que nos iban a librar esos 30 minutos de prudencia? Corbacho sería el mejor cómico de España si le quitáramos ese 30% de malos gags de los que es incapaz de librarse. Pues que nos libre de ellos el décalage. En media hora da tiempo a depurar el discurso de la presidenta de la Academia, conservando, por ejemplo, el saludo y al despedida. ¿No está la media hora pensada para librar al espectador televisivo de tener que conocer los nominados en la categoría de Mejor Ayudante de Producción Sonora de Cortos Documentales de Animación? El décalage convierte la televisión material en televisión formal (¿o era al revés?), trata a los espectadores como si fuéramos tontos y convierte la entrega de los premios del cine en una película de cine más.
4/2/08
SUSPENSOS Y DESFIBRILADORES
Qué pejigueras son los médicos. Confunden una serie televisiva con la realidad. Se andan quejando de que las series de médicos no reflejan las cosas tal y como son. Menudo descubrimiento. A ver si se creen que es lo mismo “Hospital Central” que el “Telediario”, o que confundimos “Anatomía de Grey” con “Informe Semanal”.
El caso es que dicen que tanta serie de ambientación hospitalaria engaña a los espectadores. Por eso reclaman que en ellas debería aparecer una proporción de pacientes ancianos y adultos similar a la que existe en la realidad. Y además de añadir abuelos entre los pacientes, deberían dejar de mostrar a los profesionales como seres anómalos y los centros sanitarios como lugares en los que las miserias humanas, los celos y las traiciones son la norma general.
Joder, con los médicos, se creen que nos pueden dejar sin “House” porque, dicen, los espectadores nos acostumbramos a las exploraciones sofisticadas y acabamos demandándolas sin necesidad, de modo que encarecemos y colapsamos el sistema. Y porque esperamos que el personal sanitario se saque de la manga tratamientos experimentales imposibles. Y porque nos acabamos creyendo que las recuperaciones milagrosas son la norma, acostumbrados como estamos a ver que, por ejemplo, la tasa de supervivencia tras una reanimación cardio-pulmonar es mucho mayor de lo que es en la realidad. Esta gente sólo dice pijadas.
Otra cosa muy diferente es “Física o química”, la nueva serie que anuncia Antena 3. Está ambientada en un centro educativo, así que ya pueden andar con cuidadín porque como se les vaya la mano en lo más mínimo les metemos un palo que los dejamos tiesos. A ver si se enteran de que las series deben reflejar la realidad educativa en toda su poliédrica complejidad. Y si no saben, que dejen la tiza y los suspensos y hagan series de médicos, que las convulsiones y los desfibriladores sí que molan.
El caso es que dicen que tanta serie de ambientación hospitalaria engaña a los espectadores. Por eso reclaman que en ellas debería aparecer una proporción de pacientes ancianos y adultos similar a la que existe en la realidad. Y además de añadir abuelos entre los pacientes, deberían dejar de mostrar a los profesionales como seres anómalos y los centros sanitarios como lugares en los que las miserias humanas, los celos y las traiciones son la norma general.
Joder, con los médicos, se creen que nos pueden dejar sin “House” porque, dicen, los espectadores nos acostumbramos a las exploraciones sofisticadas y acabamos demandándolas sin necesidad, de modo que encarecemos y colapsamos el sistema. Y porque esperamos que el personal sanitario se saque de la manga tratamientos experimentales imposibles. Y porque nos acabamos creyendo que las recuperaciones milagrosas son la norma, acostumbrados como estamos a ver que, por ejemplo, la tasa de supervivencia tras una reanimación cardio-pulmonar es mucho mayor de lo que es en la realidad. Esta gente sólo dice pijadas.
Otra cosa muy diferente es “Física o química”, la nueva serie que anuncia Antena 3. Está ambientada en un centro educativo, así que ya pueden andar con cuidadín porque como se les vaya la mano en lo más mínimo les metemos un palo que los dejamos tiesos. A ver si se enteran de que las series deben reflejar la realidad educativa en toda su poliédrica complejidad. Y si no saben, que dejen la tiza y los suspensos y hagan series de médicos, que las convulsiones y los desfibriladores sí que molan.
3/2/08
HOUSE CONTRA MAKINAVAJA
Como Superman frente a Lex Luthor. Como el capitán Ahab contra Moby Dick. Como "Sé lo que hicisteis" contra "Aquí hay tomate", los nuevos capítulos de la cuarta temporada de "House" están revelando que las formidables dimensiones del personaje de Gregory House sólo pueden ser percibidas cuando el tullido dicharachero se bate con personajes de su calibre, con el mitológico equipo de colaboradores con los que se zurró episodio sí y episodio también durante los tres primeros años de la serie. Algún guionista listo, ansioso por pasar a la historia de los guionistas listos y convencido de que la mejor serie del momento necesitaba un meneo de 9.5 grados en la escala Richter para relanzar su interés, pensó que sería buena idea hacer que Foreman, Chase y Cameron dejaran de ser los colaboradores de House y limitaran su aparición a un par de escenitas triviales sin repercusión en la trama de cada capítulo, mientras el vicodinofílico galeno tenía que vérselas con un nuevo equipo de ayudantes de chichinabo.
Y no es lo mismo, claro. Es como poner a Superman a pelear contra Makinavaja. Como el capitán Ahab contra el General Sherman, -el pez al que vence Homer en el Lago Siluro-. Como "Sé lo que lo hicisteis" contra "Mil años de románico". No funciona. El casting de colaboradores ha sido una idea fallida que los seguidores de la serie esperamos que termine pronto con la eliminación de todos ellos y la recuperación del equipo médico habitual. Quizá únicamente se trate de estos primeros episodios , -no, por favor, lectores del blog, no me contéis lo que pasa más adelante-, pero la triste realidad es que "House" está perdiendo tono muscular y sólo lo retoma cuando Foreman le mantiene la mirada al ex-jefe, cuando éste se cruza con Chase por los pasillos del Princeton-Plainsboro Hospital, o cuando Cameron, -Cameron, Cameron, amor mío, ¿quién te ha hecho eso en el pelo?-, dirige a Gregory House una de sus sonrisas reventadas de cariño y de distancia.
Y no es lo mismo, claro. Es como poner a Superman a pelear contra Makinavaja. Como el capitán Ahab contra el General Sherman, -el pez al que vence Homer en el Lago Siluro-. Como "Sé lo que lo hicisteis" contra "Mil años de románico". No funciona. El casting de colaboradores ha sido una idea fallida que los seguidores de la serie esperamos que termine pronto con la eliminación de todos ellos y la recuperación del equipo médico habitual. Quizá únicamente se trate de estos primeros episodios , -no, por favor, lectores del blog, no me contéis lo que pasa más adelante-, pero la triste realidad es que "House" está perdiendo tono muscular y sólo lo retoma cuando Foreman le mantiene la mirada al ex-jefe, cuando éste se cruza con Chase por los pasillos del Princeton-Plainsboro Hospital, o cuando Cameron, -Cameron, Cameron, amor mío, ¿quién te ha hecho eso en el pelo?-, dirige a Gregory House una de sus sonrisas reventadas de cariño y de distancia.
2/2/08
CINCO Y UN MINUTO
Genio y basura hasta la sepultura. El programa 1.234 de "Aquí hay tomate", emitido ayer viernes por Telecinco y llamado a ser el último de la apestosa compaña que han encabezado Carmen Alcayde y Jorge Javier Vázquez, condensó en 90 fétidos minutos las esencias aromáticas que la cadena de Paolo Vasile esparció durante casi 100.000 a lo largo de los últimos cinco años: mentiras, trivialidades, sensacionalismos y una autocomplacencia a la que no se hubiera atrevido ni el mismísimo señor Lobo de "Pulp Fiction". El programa se planteó como un entierro, y, como hacen los políticos mezquinos en campaña, se arropó con plañideras incondicionales que dieran más empaque a la traca final: en cuerpo presente Sergio Alis (¡oohh!), Lidia Lozano (¡más oohh!), Jiménez Arnau (¡requete oohh!), y en cuerpo telefónico Merceces Mila (¡aahh!), Ana Rosa (¡más aahh!), María del Monte (¡requete aahh!).
Cínicos hasta el final, como hacen siempre los miserables cuando son derrotados, Carmen y Mermelada plantearon su despedida desde un único presupuesto básico: la audiencia es medio boba. Es cierto que el desarrollo de ese axioma llevó a "Aquí hay tomate" a ser el fenomenito de masitas que fue años atrás, pero la insistencia en él durante el programa 1.234 llegó a provocar naúseas a los que nos acercamos en la sobremesa telecinquera de ayer a dar el último adiós a un muerto al que hacía mucho, pero mucho mucho, que no veíamos. Durante su aliento final se insistió en el sin par éxito del espacio, en los volúmenes de espectadores sin igual. Se aderezó toda esta autogratificación con toneladas de emails de apoyo, testimonios de gente sencilla para los que el Tomate era la razón por la que se levantaban de la cama cada día, afirmaciones de autobombo en donde se hablaba textualmente del papel que había desempeñado el finado en la Historia de la Televisión. "Aquí hay tomate" era un programa, al parecer, que toda España veía, sin excepción. Y hay que ser medio bobo para no preguntarse inmediatamente: coime, ¿este Paolo Vasile está atontado? ¿Cómo es que el programa se ha muerto, con la buena salud que tenía?
A las cinco en punto de la tarde "Aquí hay tomate" se despidió con la solemnidad contenida de los que saben que en ese momento se están ganando un puesto en la Historia. Al mundo le importó un pimiento y siguió sin parpadear. A las cinco y un minuto ya nadie se acordaba de ellos.
Cínicos hasta el final, como hacen siempre los miserables cuando son derrotados, Carmen y Mermelada plantearon su despedida desde un único presupuesto básico: la audiencia es medio boba. Es cierto que el desarrollo de ese axioma llevó a "Aquí hay tomate" a ser el fenomenito de masitas que fue años atrás, pero la insistencia en él durante el programa 1.234 llegó a provocar naúseas a los que nos acercamos en la sobremesa telecinquera de ayer a dar el último adiós a un muerto al que hacía mucho, pero mucho mucho, que no veíamos. Durante su aliento final se insistió en el sin par éxito del espacio, en los volúmenes de espectadores sin igual. Se aderezó toda esta autogratificación con toneladas de emails de apoyo, testimonios de gente sencilla para los que el Tomate era la razón por la que se levantaban de la cama cada día, afirmaciones de autobombo en donde se hablaba textualmente del papel que había desempeñado el finado en la Historia de la Televisión. "Aquí hay tomate" era un programa, al parecer, que toda España veía, sin excepción. Y hay que ser medio bobo para no preguntarse inmediatamente: coime, ¿este Paolo Vasile está atontado? ¿Cómo es que el programa se ha muerto, con la buena salud que tenía?
A las cinco en punto de la tarde "Aquí hay tomate" se despidió con la solemnidad contenida de los que saben que en ese momento se están ganando un puesto en la Historia. Al mundo le importó un pimiento y siguió sin parpadear. A las cinco y un minuto ya nadie se acordaba de ellos.
NO TIENES TALENTO
Esta columna también podría llamarse "Tú sí que no vales". La única conclusión segura que se puede extraer de los tirones de pelos en que andan enredados Cuatro y Telecinco acerca de su nuevo concurso de castings es que Cuatro no tiene talento y Telecinco no vale. Vamos a votar acerca de "Tienes talento" y "Tú sí que vales". Yo voto que no. Mi otro yo vota que no. ¿Y tú qué votas, tercer yo? Pues, no sé... estoy dudando... pero no, mi voto también es un no. Lo sentimos, pero concursos como los vuestros no deberían tener lugar en nuestra programación. A la puta calle (no es una palabrota, es una cita erudita al Antúnez de "Camera Cafe").
Da vergüenza ajena. Las caras de chufla que ofrecen a las cámaras Miki Puig y Ángel Llácer cuando se enfrentan a concursantes sin ninguna aptitud son más moderadas que las que ponemos los tres jurados que soy yo cuando tenemos que ver somníferos como "Tú sí que vales" o "Tienes talento". Constantemente escuchamos a los jueces de Cuatro y Telecinco suspender a los aspirantes con argumentos referidos a la falta de originalidad de sus actuaciones, a cómo éstas no añaden nada nuevo al mundo del espectáculo. "Es que no me aporta nada". "Es que está muy visto". ¡Y lo dicen ellos, que están realizando una puñetera copia de una copia de una copia! ¡Lo dicen ellos, sentados en sus asientos idénticos a los del programa que imitan! ¡Lo dicen ellos, que son una franquicia andante, -en un caso legal, en otro caso trampeada-, de un programa que ya en su versión original explora dimensiones transoceánicas de la ranciedad y bordea el plagio respecto a otros mil programas del agotadísimo género de los concursos de castings!
Lo dicho: Cuatro, no tienes talento si confías tu prime time a reproducir melamina a melamina el decorado de tu programa nodriza; Telecinco, tú sí que no vales, con esa falta de ingenio que demuestras segundo a segundo en tu programa estrella. No olvidéis que, igual que vuestros jurados clónicos, los espectadores también tenemos un botón para interrumpir vuestra actuación.
Da vergüenza ajena. Las caras de chufla que ofrecen a las cámaras Miki Puig y Ángel Llácer cuando se enfrentan a concursantes sin ninguna aptitud son más moderadas que las que ponemos los tres jurados que soy yo cuando tenemos que ver somníferos como "Tú sí que vales" o "Tienes talento". Constantemente escuchamos a los jueces de Cuatro y Telecinco suspender a los aspirantes con argumentos referidos a la falta de originalidad de sus actuaciones, a cómo éstas no añaden nada nuevo al mundo del espectáculo. "Es que no me aporta nada". "Es que está muy visto". ¡Y lo dicen ellos, que están realizando una puñetera copia de una copia de una copia! ¡Lo dicen ellos, sentados en sus asientos idénticos a los del programa que imitan! ¡Lo dicen ellos, que son una franquicia andante, -en un caso legal, en otro caso trampeada-, de un programa que ya en su versión original explora dimensiones transoceánicas de la ranciedad y bordea el plagio respecto a otros mil programas del agotadísimo género de los concursos de castings!
Lo dicho: Cuatro, no tienes talento si confías tu prime time a reproducir melamina a melamina el decorado de tu programa nodriza; Telecinco, tú sí que no vales, con esa falta de ingenio que demuestras segundo a segundo en tu programa estrella. No olvidéis que, igual que vuestros jurados clónicos, los espectadores también tenemos un botón para interrumpir vuestra actuación.
CINEMA TELEVISION
Un momento, ¿qué hago yo atravesando el fascinante pasillo central de los cines Yelmo de Los Prados dispuesto a ver casi cinco horas de buena televisión? ¿Qué sentido tiene meterse en una sala provista de una pantallona del copón deseoso de ver historias concebidas para ser disfrutadas en la pequeña pantalla? En la época del home cinema, cuando los folletos publicitarios de las grandes superficies nos intentan convencer de que el futuro pasa porque cada salita de estar sea una sala de cine para tres, dos o un espectador, ¿tiene lógica llevar las mejores series televisivas del momento a la plaza pública para que trescientas ánimas las disfruten contagiándose la emoción por contacto, rozándose los codos en los posabrazos? Pues sí, sí la tiene y mucha, tal y como pudimos comprobar el pasado jueves los elegidos para la gloria que disfrutamos del Primer Maratón de Series de Digital+ en Cines en donde se estrenaron cinco nuevas temporadas de cinco series flamantes, semanas antes de que podamos verlas en televisión. La imagen nos recordaba que las series estaban pensadas para otro formato; las historias se transmitían con mayor intensidad aún que en la salita de casa:
"Prison break": primer capítulo de la temporada 3. Michael Scofield se tatuó el 95% de su cuerpo con los planos de la cárcel de la que escaparía en la primera temporada. Quedó condenado a vagar el resto de su vida lleno de tatuajes que ya no juegan ningún papel en la trama. También "Prison Break", en su conjunto, arrastra los tatuajes de su primera temporada. Docenas de personajes, persecuciones transsobrehumanas, conspiraciones planetarias.
"Mad men": estreno. El mundo de la publicidad del tabaco en la Norteamérica de los años 50, cuando comienza a saberse que esas cositas que se fuman provocan cáncer. Camisas almidonadas, mucha gomina, pin-ups de segunda fila, violencia latente. Todos fuman en todas las escenas. Una mujer habla de amor y el ejecutivo le responde: "Ese amor del que hablas lo inventamos hombres como yo para vender medias".
"Life": estreno. Un poli pasa injustamente doce años en la cárcel. Su condición de poli le hace blanco de todas las palizas entre rejas, pero a él le da por volverse un maestro zen. Su caso se revisa. Se le absuelve y se le indemniza millonariamente, pero el muchacho quiere volver a la Policía. ¿Para qué? Ah, ahí estará la trama de la serie. Por ahora resuelve casos centrándose en el aquí y el ahora, ayudado por otra poli detective ex-toxicómana que lo flipa todo con él.
"Heroes": primer capítulo de la temporada 2. ¿Vieron la primera? Pues todo sigue igual. El mundo sigue al borde de su desaparición y su única esperanza pasa por una chica que se rompe una pierna, hace así y se le cura, un japonés que anda yendo y viniendo para alante y para atrás en el tiempo, un investigador hindú y sopotocientos mil héroes más distribuidos estratégicamente por todo el mundo. Para mí que el follón tampoco se va a resolver esta temporada.
"Tell me you love me": estreno. La revelación de la noche. Últimamente basta con ver el logotipo de HBO al comienzo de una serie para saber que te vas a quedar clavado en el butaca. Realismo amargo en la descripción de la vida cotidiana de cuatro parejas independientes (al menos, por ahora). Sexo explícito y mediocre. Diálogos completamente verosímiles y descarnados. Gente del montón cometiendo errores del montón que pasarán factura.
"Prison break": primer capítulo de la temporada 3. Michael Scofield se tatuó el 95% de su cuerpo con los planos de la cárcel de la que escaparía en la primera temporada. Quedó condenado a vagar el resto de su vida lleno de tatuajes que ya no juegan ningún papel en la trama. También "Prison Break", en su conjunto, arrastra los tatuajes de su primera temporada. Docenas de personajes, persecuciones transsobrehumanas, conspiraciones planetarias.
"Mad men": estreno. El mundo de la publicidad del tabaco en la Norteamérica de los años 50, cuando comienza a saberse que esas cositas que se fuman provocan cáncer. Camisas almidonadas, mucha gomina, pin-ups de segunda fila, violencia latente. Todos fuman en todas las escenas. Una mujer habla de amor y el ejecutivo le responde: "Ese amor del que hablas lo inventamos hombres como yo para vender medias".
"Life": estreno. Un poli pasa injustamente doce años en la cárcel. Su condición de poli le hace blanco de todas las palizas entre rejas, pero a él le da por volverse un maestro zen. Su caso se revisa. Se le absuelve y se le indemniza millonariamente, pero el muchacho quiere volver a la Policía. ¿Para qué? Ah, ahí estará la trama de la serie. Por ahora resuelve casos centrándose en el aquí y el ahora, ayudado por otra poli detective ex-toxicómana que lo flipa todo con él.
"Heroes": primer capítulo de la temporada 2. ¿Vieron la primera? Pues todo sigue igual. El mundo sigue al borde de su desaparición y su única esperanza pasa por una chica que se rompe una pierna, hace así y se le cura, un japonés que anda yendo y viniendo para alante y para atrás en el tiempo, un investigador hindú y sopotocientos mil héroes más distribuidos estratégicamente por todo el mundo. Para mí que el follón tampoco se va a resolver esta temporada.
"Tell me you love me": estreno. La revelación de la noche. Últimamente basta con ver el logotipo de HBO al comienzo de una serie para saber que te vas a quedar clavado en el butaca. Realismo amargo en la descripción de la vida cotidiana de cuatro parejas independientes (al menos, por ahora). Sexo explícito y mediocre. Diálogos completamente verosímiles y descarnados. Gente del montón cometiendo errores del montón que pasarán factura.
1/2/08
POR ANUBIS, CUIDA EL PUBIS
Ya nos habíamos despachado a gusto con “Sin tetas no hay paraíso”, el único culebrón cuyo título consigue que el ordenador le subraye en rojo una palabra por ser, al parecer, inconveniente. Y eso que el ordenador no entiende lo que significa el título completo, que entonces se iba a hinchar a subrayar en rojo. Pues aquí volvemos otra vez sobre la serie porque no sólo consigue escandalizar al corrector de Word, también consiguió que pidieran su retirada primero el Ayuntamiento de Las Palmas y después los Telespectadores Asociados de Cataluña (TAC).
Los de Las Palmas se quejaban de que es una serie machista que promueve estereotipos denigrantes para la mujer y supone un retroceso social. Telecinco respondió al Ayuntamiento preguntando si iba a dejar de sacar a su reina de carnaval semidesnuda o iba a buscar la igualdad creando la figura del rey del carnaval. Los catalanes añadieron que era ofensiva para las mujeres operadas de cáncer de mama, a lo que Telecinco ya no se atrevió a contestar.
Aquí, puestos a pedir su retirada, vemos otros peligros que se ciñen más al ámbito televisivo. Por ejemplo, el que supone que los culebrones se hayan escapado del ecosistema de la sobremesa y se estén aclimatando al horario de máxima audiencia. O que la serie no sea más que el resultado de aplicar a “Yo soy Bea”, el patrocinio de Corporación Dermoestética y vendernos otra vez la misma idea, pero ahora despiezando el cuerpo femenino en partes, para entronizar aún más el culto al espejo y al bisturí. Tras el éxito de la oda a la mamoplastia de aumento que está logrando “Sin tetas no hay paraíso”, imagínense un prime time repleto de culebrones como “Con prognatismo no ligas lo mismo”, “Mueve el culo sin disimulo”, “Con este entrecejo parezco un pendejo”, “Por Anubis, cuida el pubis”, “Con implantes no hay desplantes” y “Sin ortodoncia, tu risa se esgoncia”.
Los de Las Palmas se quejaban de que es una serie machista que promueve estereotipos denigrantes para la mujer y supone un retroceso social. Telecinco respondió al Ayuntamiento preguntando si iba a dejar de sacar a su reina de carnaval semidesnuda o iba a buscar la igualdad creando la figura del rey del carnaval. Los catalanes añadieron que era ofensiva para las mujeres operadas de cáncer de mama, a lo que Telecinco ya no se atrevió a contestar.
Aquí, puestos a pedir su retirada, vemos otros peligros que se ciñen más al ámbito televisivo. Por ejemplo, el que supone que los culebrones se hayan escapado del ecosistema de la sobremesa y se estén aclimatando al horario de máxima audiencia. O que la serie no sea más que el resultado de aplicar a “Yo soy Bea”, el patrocinio de Corporación Dermoestética y vendernos otra vez la misma idea, pero ahora despiezando el cuerpo femenino en partes, para entronizar aún más el culto al espejo y al bisturí. Tras el éxito de la oda a la mamoplastia de aumento que está logrando “Sin tetas no hay paraíso”, imagínense un prime time repleto de culebrones como “Con prognatismo no ligas lo mismo”, “Mueve el culo sin disimulo”, “Con este entrecejo parezco un pendejo”, “Por Anubis, cuida el pubis”, “Con implantes no hay desplantes” y “Sin ortodoncia, tu risa se esgoncia”.