22/1/08
¿PASTEUR 2010?
En la Copa de África podemos ver jugadas que provocarían a Capello un ataque al corazón
Hace años que esperamos el despegue del fútbol africano, pero algo está fallando cuando la Copa de África es un acontecimiento deportivo menor aunque fastidioso. Menor, porque a nadie le interesa el fútbol africano (Eurosport retransmite todos los partidos: si a usted le gusta el fútbol, no debe perdérselos). Y fastidioso, porque lo único que sabemos de la Copa de África es que por su culpa nos quedamos sin Eto´o, Kanouté, Diarrá y compañía. A la Copa de África le pasa lo que le ocurrió a la medicina: el avance médico fue muy pequeño hasta los grandes descubrimientos de Pasteur y Lister. Y, de momento, Eto´o no es Pasteur. Y Drogba no es Lister.
Hasta el desarrollo de la ciencia bacteriológica, en la segunda mitad del siglo XIX, la medicina atraía interés, dinero, gran cantidad de personas con formación científica... y pocos resultados. Con el fútbol africano sucede algo parecido. Sus futbolistas atraen el interés de los equipos europeos, que están dispuestos a invertir en jóvenes talentos y ofrecer formación táctica a los diamantes en bruto que llegan a Europa con la maleta llena de ilusiones. Pero los Kameni, Eboué, Keita, Adebayor y compañía no dejan de ser excepciones, y las grandes estrellas africanas no consiguen que los europeos dejemos de ver la Copa de África como un fastidio, cuando debería ser una fiesta. Hasta que no progrese la ciencia bacteriológica en el fútbol africano, es decir, hasta que una selección africana gane un Mundial, o hasta que un equipo africano derrote al Milan o al Madrid en un Mundial de Clubes, la Copa de África será una cosa que vemos en Eurosport con un punto de suficiencia y toneladas de ignorancia.
Y es una pena, porque el fútbol africano es divertido en el terreno de juego y en las gradas. Es un fútbol en el que todavía podemos ver penaltis del tamaño de Júpiter, como en el partido Namibia-Marruecos, y jugadas que provocarían a Capello un ataque al corazón. O dos. Eto´o y Drogba son grandes, pero no son Pasteur ni Lister. África necesita algo más que grandes jugadores: necesita una gran selección. Una selección africana campeona del Mundo significaría para el fútbol africano lo mismo que Pasteur para la medicina. Y el Mundial 2010 se jugará en Sudáfrica. Sería bonito, ¿no?
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