29/1/08
MENANDRO Y EL RUBOR
Menandro. El mármol no permite garantizarlo, pero probablemente estuviera sonrojado en este momento viendo "Tienes talento" o "Tú sí que vales"
Terencio nos la transmitió, pero parece ser que fue Menandro el autor de la famosísima sentencia que afirma "humano soy y nada humano me es ajeno". Junto a esta frase también dejó escrita Menandro otra que se me está revelando como la más potente herramienta para hacer crítica televisiva durante estas semanas: "Cualquier hombre que puede sonrojarse guarda algo de honestidad en su interior". Es fascinante, porque apunta al rubor no como indicio de culpabilidad sino de inocencia: es el hombre que transita por la vida sin que en ningún momento aparezca el menor asomo de sonrojo en sus mejillas el que ha perdido ya hasta la última hebra de honradez. En este tiempo metálico y estridente, en esta Europa amarilla y tóxica, la conciencia limpia sólo puede ser compañera de la victoria del narcisismo, la somnolencia o el fraude.
Así que me he puesto a ver la televisión buscando muestras de rubor en sus protagonistas. Me he acercado mucho a la pantalla para que no se me escapara una mejilla sonrosada involuntariamente. Crítico televisivo soy y nada televisivo me es ajeno. Quizá Karmele Marchante al borde del mar protegiéndose del sol dejara asomar una brizna de la vergüenza que alababa Menandro. No. A lo mejor se vería en Mario Picazo enfermo. Nada. Tengo una lupa nueva y revisé los 625 hilos de mi televisor durante un "A3Bandas" buscando algo de honestidad: Jesús Mariñas, Rosa Villacastín, María Patiño. Tampoco. Pudiera ser que una forma salomónica de resolver el conflicto en el que andan liados Cuatro y Telecinco a cuenta de quién es el copiador legal de "Britain’s got talent" tuviera esta inspiración menandriana: se cogen a los dos tríos de jurados, a Sardá, Galera y Llácer, y a Summers, Millán y Vincent, y se descubre quién se está sonrojando, aunque sólo sea un pasajero y leve rubor, por la birria solemne y aburridísima de concurso con la que están abofeteando a la audiencia. Ése sería el inocente y no el culpable del rubor ajeno que nos hace sentir a los demás.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBusca, busca aquí.
ResponderEliminarNi rastro, eh?
Pues creo que si se lo preguntasen 200 familias también aguantaría el tipo.
Todo un crack, el bigotín.