No puedo dormir. Hace ya una semana que Javier Sierra pedía que tuviéramos “la mente abierta” en el especial de La 1 “Enigmas. Historias inexplicables”. Aquí no lo tomamos en serio, pero ¿y si el mundo fuera realmente como dice su programa? (pudiera ser: ¿acaso no es Felipe de Borbón tal y como nos cuenta la tele estos días?)
Con “la mente abierta” nos encontramos con que antes de nacer ya existíamos viviendo otras vidas en otros cuerpos. Los monjes budistas vuelven a nacer como monjes budistas bebés. Cuando unos padres pierden a sus hijos, pueden recuperarlos reencarnados en sus nuevos hijos recién nacidos. La muerte no existe. Cuando muere el cuerpo, primero vamos por un túnel blanco lleno de gente con alas en la espalda. Luego somos espíritus y debemos comunicarnos con una casta especial de personas llamadas “médiums”. Debemos responder a sus preguntas, pero con el dinero que ganan no van a medias. Cuando nos invocan niños o adolescentes jugando también hay que aparecer y mover alguna cosa para que no se aburran y tengan algo que contar en las reuniones de campamento en verano. Entre la vida humana anterior y la vida de espíritu posterior está la vida de aquí, que tampoco está mal. Si de niño te pierdes te encuentran haciendo un péndulo con un medallón y te salvan. Si enfermas, te operan sin anestesia con un bisturí sin desinfectar, te quitan el mal con la mano desnuda, te cierran con un esparadrapo, y arreglado. Si enfermas mucho y te mueres, pero te viene mal, te echan agua milagrosa y resucitas. Y mientras vives puedes, entre otras cosas, tener sexo con Belcebú en un aquelarre, escuchar música hecha por fantasmas, predecir el futuro leyendo a Nostradamus, hospedarte en moteles encantados, ver platillos volantes hechos por nazis o por extraterrestres (según el platillo) o visitar la Sábana Santa que cubrió el cuerpo muerto y resucitado de Jesucristo.
Con “la mente abierta” no hay quien duerma. Uno no puede parar de reírse.
Increíble. Acabo de experimentar un fenómeno para-anormal leyendo su artículo: un "ya-visto" de esos. Creía que era un recuerdo de mi vida pasada en la Atlántida, cuando, sentada al pie de una gran roca humanoide y marciana, escuché en boca del maestro Platón su mismo discurso. Pero abrí mi mente y... cuán equivocada estaba. Ese "ya-visto" era más reciente; estaba delante de mis ojos, concretamente a dos "clicks" entre sus artículos pasados. Qué decepción, Antonio Rico. Nos ha quedado claro que Javier Sierra es un mundano analfabeto y/o hijo de puta no merecedor de un espacio televisivo que debería aprender de usted... eso que usted sabe y yo ignoro. No obstante, hasta el alimento más exiquisito es susceptible de contagiarse del sabor del ajo si permanece a su lado demasiado tiempo. Y esto se lo digo yo... y Victoria Beckham.
ResponderEliminarP.D.: exiquisito = exquisito, ta
ResponderEliminar(adj. De singular y extraordinaria calidad, primor o gusto)