Nalony, Selly o Nessy nadando sin gorro
Pon tú que en el Descenso Folclórico del Río Nalón emerge del agua un muñeco de ocho o diez metros de largo que parece un reptil, se mueve y abre y cierra la boca. Sería apoteósico. Quienes lo vieran desde la orilla aplaudirían y se morirían de risa viendo lo bien que estaba hecho. Nadie les habría avisado de que los chicos de National Geographic habían encargado a unos especialistas la fabricación de un monstruo antediluviano que iba a ser activado por unos submarinistas asistidos por un equipo de apoyo en tierra. Ni falta: en Laviana todo el mundo es bien recibido y si viene gente de fuera a dar espectáculo compitiendo con las carrozas flotantes de la comarca en el Descenso Folclórico del Nalón, pues mejor. Lo que es seguro es que nadie diría que había visto con sus propios ojos a Nalony, el monstruo del río Nalón.
Pon tú que en el Descenso Internacional del Sella emerge del agua el mismo muñeco. También sería apoteósico y lo recibirían con risas y aplausos. Y tampoco conocerían la iniciativa de National Geographic, pero no importa. En Arriondas pensarían que Los Tritones tenían una nueva forma de animar los minutos previos a la salida de las piraguas. Lo que es seguro es que nadie diría que había visto con sus propios ojos a Selly, el monstruo del río Sella.
Pero no es eso lo que vimos en “La vuelta al mundo” la noche del sábado. En su programa de la TPA, Toni Rodero nos enseñó que los de National Geographic gastaron esa misma broma, pero en el Lago Ness. Allí florece una jugosa industria turística a la sombra de esa criatura inventada que ya ha sido objeto unas cuantas falsificaciones confesadas. Fue apoteósico, pero de otra manera. Es lo que pasa cuando uno cree tonterías: que acaba viendo el mundo a través de unas expectativas realmente tontas. Todos decían, emocionados, que habían visto con sus propios ojos a Nessy, el monstruo del Lago Ness.
1 comentario:
No hay nada mas cierto que una mentira repetida miles de veces. Como por ejemplo, lo que dicen mis amigos de que en la TPA no hay un solo programa que merezca la pena ver.
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